domingo, 4 de febrero de 2007

PASEOS POR MADRID (II)

Desde la calle de la Princesa a la Puerta de Toledo


Iniciamos este recorrido en la calle de la Princesa, a la altura del metro de Ventura Rodríguez. En el número 20 de ésta calle se encuentra la Fundación Casa de Alba, dentro del recinto del Palacio de Liria. Este palacio fue construido entre 1762 y 1783 y su diseño se debe a Ventura Rodríguez quien repitió, mezcladas, la fachada del Palacio Real de Madrid y la parte central de la fachada del jardín de la Granja, con diseño central tetrástilo y coronado por un ático decorado con alegorías.
Cruzando la calle, tomamos la de Ventura Rodríguez hasta su cruce con la de Ferraz. Enfrente nos encontramos los jardines de la montaña del Príncipe Pío donde se ubica el Templo de Debod.
Templo de Debod
Este templo, procedente del alto Nilo, es un regalo del pueblo egipcio. Con motivo de la construcción de la presa de Assuán, el templo iba a desaparecer bajo las aguas del río. Para evitarlo, se desmontó piedra a piedra y de la misma forma se reconstruyó en nuestra ciudad, en los años setenta del siglo XX.
Volvemos sobre nuestros pasos para, continuando por la calle Ferraz, llegar a la Plaza de España.
En el centro de esta plaza, proyectada a comienzos del siglo XX, se encuentra el monumento a Miguel de Cervantes. Forman parte de la misma dos edificios emblemáticos de nuestra capital: el edificio España y la Torre de Madrid, nuestros primeros rascacielos.
Edificio España (Plaza de España)
Seguimos por la calle Bailén hasta llegar a la de San Quintín y, por ella, llegamos a la plaza de la Encarnación, donde se levanta el Convento del mismo nombre. La plaza se abrió en el siglo XIX, al derribarse una serie de edificaciones del convento. Los edificios que la forman en la actualidad son viviendas de estilo francés, construidas a comienzos del siglo XX.
El monumento a Lope de Vega es obra del escultor Mateo Inurria, y fue inagurado en 1902.
En cuanto al monasterio, su construcción se debe a Doña Margarita de Austria, esposa de Felipe II. Dado que en aquella época no existía catedral en Madrid, la iglesia de este convento se utilizaba para aquellas ceremonias religiosas en las que participaba la Corona.
Aunque en la actualidad continua siendo un convento de clausura, una parte del edificio se ha dedicado a Museo, que depende del Patrimonio Nacional.
El proyecto del templo se debe a Juan Gómez de Mora. Su fachada es la primera de estilo barroco que se construyó en Madrid. El relieve que une los dos ventanales de la iglesia que dan a la fachada principal es obra de Antonio de Riera.
El interior del templo fue destruido por un incendio en 1755. Su reconstrucción se debe a Ventura Rodríguez, conservando los grandes lienzos primitivos pintados por Vicente Carduncho.
Convento de la Encarnación
Este convento acoge las reliquias de San Pantaleón. Su sangre, contenida en una ampolla de cristal, se licúa todos los 26 de julio durante veinticuatro horas. Dice la tradición que, si un año no se produce la licuación, se producirán catástrofes.
En esta plaza se encuentra también el Senado. Tiene su sede en el antiguo convento de religiosos agustinos descalzos, fundado en 1590 y que ocuparon hasta 1836. Su iglesia es de forma oval y su traza y pinturas fueron encargadas a El Greco. Esta iglesia, en 1814, fue convertida durante un periodo de tiempo en salón de sesiones para las Cortes del Reino. A partir de 1836 es el Palacio del Senado.
Al lado se encuentra la Plaza de Oriente. Debe su nombre al hecho de estar situada al “oriente”de Palacio. El lugar que ocupa formaba en tiempos las huertas de la Reina y la Priora, así como los edificios del Tesoro y de la Biblioteca Real.
El espacio se transformó a partir de que en 1734 se quemó el viejo Alcázar. Primero se construyó el Palacio Real y, reinando Isabel II, se completaron la Plaza de Oriente y el Teatro Real.
Hablando de la Plaza de Oriente, hemos de destacar en su centro la estatua ecuestre de Felipe IV. Lo más curioso de esta estatua es la forma de presentar al caballo, con las dos patas delanteras levantadas. Esto se consiguió gracias al ingenio del científico italiano Galileo Galilei, que sugirió dejar hueca la parte delantera y maciza la de atrás. Además de Galileo, contribuyeron a la ejecución del monumento el pintor Velázquez, que realizó los dibujos y modelos del caballo, el escultor Juan Martínez Montañés, que modeló el busto del rey y, finalmente, el italiano Piero Tacca, que fundió el bronce.
Teatro Real
Volvemos sobre nuestros pasos para visitar el Teatro Real. El origen de este teatro se remonta a comienzos del siglo XVIII. En el lugar que ocupa se encontraban los Caños del Peral, que eran unos lavaderos públicos que tenían contiguo un corral cerrado. Este corral fue utilizado en 1704 por una compañía ambulante de comediantes y operistas italianos para dar sus representaciones al aire libre. Años después, una compañía de teatro construyó en el corral un pequeño teatro, que fue derribado en 1737 para construir de nueva planta un edificio mas decoroso. Este ocupaba también los caños y los lavaderos y fue inagurado en 1738.
En 1818 fue demolido por ruinoso y sobre sus cimientos se construyó el Teatro Real, concluido en 1850. Su arquitecto fue Antonio López Aguado. Se inaguró el 19 de noviembre de 1850, con la puesta en escena de “La Favorita”, de Donizzetti.
Este teatro tenía cuatro órdenes de palcos, una platea con capacidad para 500 butacas y 1.200 localidades del “paraíso”. El aforo total era de 2.800 plazas. También contaba con una caballeriza para hasta 100 caballos, sala de baile, café, restaurante, ocho salas de descanso, gabinete de lectura, guardarropas, tiendas de alquiler y venta de guantes y gemelos, y hasta un depósito de agua en cada planta para caso de incendio. La última remodelación se ha realizado a finales del siglo XX.
Frente al teatro se encuentra el Palacio Real.
Felipe IV aprovechó el incendio del Alcázar de los Austrias, ocurrido en la Navidad de 1734, para sustituirlo por un impresionante palacio. La construcción se encargó, en principio, al italiano Filippo Juvarra. A su fallecimiento, se hizo cargo de la obra su discípulo Giovanni Battista Sachetti.
Sachetti redujo el tamaño del palacio, aunque incrementó su altura, para adecuarlo al espacio que había ocupado el alcázar incendiado.
Palacio Real
En esencia, el palacio forma un gran cuadrado, con torreones en sus ángulos. La fachada principal da al sur y desde la puerta, hacia adentro, se suceden el vestíbulo, la escalera, el patio y la capilla.
En su construcción se empleó piedra, para evitar los incendios: granito, piedra blanca de Colmenar y mármol para los relieves y detalles.
Las fachadas tienen una gran planta baja, en granito, a modo de basamento. Tienen tres plantas nobles y cuatro entreplantas, debajo y encima de cada una de las principales, por lo que en total son siete.
Las fachadas se remataban con una galería de estatuas, que representaban a todos los reyes de España. En la actualidad, estas estatuas están repartidas por los jardines de Madrid y otras ciudades.
El gran patio interior tiene dos plantas, con arcos de medio punto, acristalados, y un ático, retranqueado para potenciar la cúpula de la Capilla. Esta fue construida entre los años 1750-1757 por Ventura Rodríguez y Sacchetti.El alzado es similar al de la iglesia de San Marcos, construida previamente por V. Rodríguez, con una columnata corintia embutida y grandes arcos abocinados de medio punto. El aspecto final de esta capilla, recargada y suntuosa, semeja más un salón que una iglesia.
Carlos III potenció la construcción del palacio que, finalmente fue inagurado y habitado en 1764.
A partir de este momento las obras se encargaron a Sabatini, que realizó la gran escalera en 1778. También construyó el ala sureste, que da a la calle Bailén, y que se conoce como ala Sabatini.
Jardines de Sabatini
La decoración del palacio fue encargada a los más famosos artistas del momento: Antón Rafael Mengs y Giambattista Tiépolo pintan las primeras bóvedas importantes; Corrado Giaquinto decora la Capilla.
A lo largo de los siglos XVIII y XIX se suceden nuevos artistas: Antonio González Velázquez, Francisco Vayeu y Vicente López.
La obra arquitectónica se encargó a Giandoménico Olivieri, Felipe de Castro y Roberto Michel.
En la explanada situada ante la Catedral, frente a palacio, podemos observar unas excavaciones. Se trata de los restos de las caballerizas reales, construidas por orden del rey Felipe II hacia 1559.
El edificio que ocupa el espacio entre estas caballerizas y el Palacio, en la plazuela de la Armeria, contiene el Museo de la Armería Real. También podemos visitar la antigua Farmacia.
Junto al palacio se encuentra la Catedral de la Almudena. La construcción de esta catedral se inició en 1883, cuando el rey Alfonso XII puso la primera piedra. La consagración fue realizada por el Papa Juan Pablo II en 1993.
El nombre de Almudena proviene del árabe “almudayna”,que significa fortaleza, plaza militar.
La “almudena” de Madrid estaba ubicada en el terreno que actualmente ocupan el Palacio Real y la Catedral. En uno de sus extremos, en la hoy denominada Cuesta de la Vega, es donde según la tradición se encontró la imagen de la Virgen el 9 de noviembre de 1083.
Continuamos por la calle Bailén y, en su cruce con la calle Mayor se encuentra el palacio del duque de Uceda, valido de Felipe III. Fue construido por Francisco de Mora y Gómez de Mora. Sentó modelo y dio las pautas para la posterior arquitectura palacial: un rectángulo alargado, de ladrillo, con torres angulares, cubiertas de pizarra y dos patios interiores. Las torres desaparecieron en un incendio en el siglo XVIII.
Este palacio fue comprado por Felipe IV en 1717, para ubicar la sede de los Consejos. En la actualidad, el edificio lo ocupan dos organismos, Capitanía General y el Consejo de Estado.
Junto a él se encontraba el convento del Sacramento, del que sólo queda la iglesia. La comunidad era de bernardas cistercienses y su construcción se inició en 1671. Se terminó entrado el siglo XVIII, siendo el proyecto de Francisco Bautista. Bartolomé Bustamante, al que seguramente se debe la fachada, fue el encargado de su acabado. Su interior tiene forma de cruz latina, con una nave única, cabecera plana, crucero corto y cúpula semiesférica. El exterior, similar al de la iglesia de la Encarnación, consiste en una plazuela con verja.
Antes de cruzar el viaducto podemos ver la cuesta de la Vega, en el lateral de la catedral de la Almudena Aquí se encuentran los restos de la Muralla Árabe, levantada a finales del s. IX.
Estaba construida con varios tipos de edificación: grandes sillares para las zonas bajas, bandas de ladrillo y mampostería. Cada veinte metros se alzaba una torre, de forma cuadrada. A la izquierda se encontraba la Puerta de la Vega, de gran arco de herradura, flanqueado por dos torres, de una de las cuales pueden verse aún restos. Este fragmento, conocido en el siglo XIX, salió a la luz en 1953, cuando se derribó el Palacio de Malpica, que lo ocultaba.

Al otro lado del viaducto y por la calle de Galindo llegamos al parque de las Vistillas, con un mirador que nos muestra una impresionante vista de la Casa de Campo y de la sierra de Madrid. Volvemos a salir a la calle de Bailén y nos dirigimos a la Basílica de San Francisco el Grande.
Esta iglesia fue construida durante el reinado de Carlos III. La idea inicial, en la época de Fernando VI, era edificar una Catedral en las cercanías del Palacio Real; los proyectos fueron realizados por Sacchetti y Ventura Rodríguez.
Iglesia deSan Francisco el Grande
Al final, durante el reinado de Carlos III se decidió construir un gran templo para sustituir la iglesia medieval de los franciscanos, en la colina de las Vistillas.
El proyecto fue adjudicado a fray Antonio Cabezas. A la vista de los numerosos fallos que se cometieron bajo sus ordenes, se le separó del proyecto, siendo adjudicado a Diego de Villanueva. Pero el de éste no le gustó a Ventura Rodríguez, que lo criticó abiertamente. Al final, no se adjudicó a ninguno de los dos.
La ejecución de las bóvedas fue realizada por Antonio Pló, en 1770. Sabatini terminó la fachada. El interior se realizó siguiendo los planos de Cabezas y consistió en un gran salón central redondo, con seis capillas alrededor y la cabecera o capilla mayor. La cúpula, de 32 metros de diámetro, es una de las mayores del mundo.
En la actualidad se conserva en una de las capillas, como retablo, un lienzo de Goya llamado “San Bernardino de Siena predicando a la corte de Alfonso V de Aragón”.
Junto a esta iglesia se encuentra el Hospital de la Venerable Orden Tercera, cuya capilla es una obra maestra del barroco madrileño. Fue realizada en 1662, con proyecto de Francisco Bautista. Quizá lo más atractivo de esta pequeña capilla sea el baldaquino, obra del mismo autor del proyecto. El carpintero fue Juan de Usularre. Dentro del baldaquino se encuentra la escultura de “Cristo abrazado a la cruz”, de autor desconocido.
Cruzando la Gran Vía de San Francisco, continuamos hacia abajo, hasta llegar a la calle de Isabel Tintero. Al fondo, se encuentra la iglesia de la Virgen de la Paloma, patrona de Madrid. Esta iglesia fue construida a finales del siglo XVIII, con las limosnas de los vecinos de la zona para albergar una imagen de la Virgen de la Soledad, muy venerada por ellos.






Puerta de Toledo

Volvemos a salir a la Gran Vía de San Francisco para llegar a la Puerta de Toledo, que fue levantada para celebrar el regreso del exilio de Fernando VII por Antonio López Aguado, entre 1813 y1817. Su estilo sigue la tradición de las puertas dieciochescas de Ventura Rodríguez y Sabatini. La decoración escultórica es obra de José Tomás.

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