lunes, 16 de julio de 2007

PASEOS POR MADRID

Desde la Glorieta de Carlos V a la Plaza de Colón
Este paseo se inicia en la Glorieta de Carlos V, más conocida como de Atocha, por encontrarse en la misma la estación ferroviaria de este nombre.
Por el Paseo del Prado se llega, primero, a la Plaza de Cánovas del Castillo (Neptuno), y luego a la Plaza de Cibeles.
A partir de aquí, la calle cambia de nombre, pasando a ser el Paseo de Recoletos, hasta la plaza de Colón. En este punto comienza el Paseo de la Castellana.
El itinerario que se propone comienza por la acera de la derecha, hasta la plaza de Colón y, una vez aquí, hay que cruzar para volver por la acera contraria.
En la glorieta de Carlos V se encuentra, en primer lugar, la Estación de Atocha.
La estación actual se construyó entre 1890 y1892, con proyecto de Alberto Palacio, en el solar donde en 1851 se había construido la primitiva, que sufrió un incendio en 1863. Consta de una gran nave central de arquitectura en hierro y cristal, que cubre vías y andenes, y dos pabellones laterales de ladrillo.
Cruzando el paseo de la Reina Isabel II, se encuentra el edificio del Ministerio de Agricultura. Fue proyectado por Ricardo Velásquez Bosco y los grupos escultóricos que lo coronan fueron realizados por Agustín Querol con posterioridad.
Cuesta de Moyano
La primera calle que sale a la derecha, la Cuesta de Moyano, es muy conocida por las librerías "de viejo" que ocupan las casetas de madera situadas en la acera de la izquierda.
En la parte superior de esta calle se encuentra el Observatorio Astronómico, construido y sufragado por el arquitecto Juan de Villanueva.
La estatua de Claudio Moyano, al inicio de la calle, es también obra de Agustin Querol.
Desde aquí se inicia el recorrido por el Paseo del Prado.
En el siglo XVII, el Paseo del Prado estaba dividido en tres zonas: el Prado de Nuestra Señora de Atocha (entre las actuales glorieta de Carlos V y la plaza de Cánovas del Castillo), el Prado de San Jerónimo (entre Cánovas del Castillo y Cibeles) y el Prado de Recoletos (entre Cibeles y Colón).
Durante el reinado de Carlos III se produjo aquí una gran transformación, sobre todo en la parte central, donde se construyó el Salón del Prado para cubrir el arroyo del Abroñigal que venía desde la actual Plaza de Castilla. En uno de los extremos se instaló la fuente de Neptuno, obra del escultor Juan Pascual de Mena, sobre proyecto de Ventura Rodríguez, en el centro la fuente de Apolo, también conocida como de las Cuatro Estaciones, realizada por los escultores M. Alvarez y A. Bergaz, entre 1777 y 1803. Finalmente, en el otro extremo se instaló la fuente de la Cibeles. Esta fuente, labrada inicialmente para ser instalada en la Granja de San Ildefonso, fue proyectada por Ventura Rodríguez, en 1777. Es obra de Francisco Gutierrez y Robert Michel, finalizada en 1792.
Entrada del Jardín Botánico
La verja que se encuentra a la derecha corresponde al Jardín Botánico, con su entrada principal, aunque el acceso se realiza en la actualidad por el otro extremo, frente a la entrada sur del Museo del Prado.
El Jardín Botánico fue creado en tiempos del rey Carlos III. Proyectado por Juan de Villanueva, se construyó entre 1774 y 1781.
Las fuentes instaladas entre este Jardín y el Museo del Prado se llaman las Cuatro Fuentes del Prado, y son todas iguales. Datan de finales del s. XVIII y su autor fue Ventura Rodríguez. El monumento que se encuentra entre la entrada del Botánico y la fachada sur del Museo del Prado, realizado por Sabino Medina, está dedicado a Bartolomé E. Murillo, siendo replica de otro existente en Sevilla.
Entrada Museo del Prado
El Museo del Prado, que en principio estaba destinado a ser Museo de Ciencias Naturales, es obra de Juan de Villanueva. Comenzó su construcción en 1775 y se finalizó en 1811. Ha sufrido varias reformas y restauraciones a lo largo de la historia, sobre todo en la fachada norte. La última ampliación, que alcanza el Claustro de la Iglesia de San Jerónimo el Real, data de los primeros años de este siglo.
Iglesia de los Jerónimos
Esta iglesia, junto con su Claustro, son los únicos restos del Monasterio de los Jerónimos que sirvió como cuarto real (lugar al que se retiraban los reyes en las solemnidades de la Iglesia o para su recogimiento) desde la época de Enrique IV de Castilla. El patronato real fue ejercido hasta 1878, año en que se segregó y convirtió en parroquia. Parcialmente destruido durante la Guerra de la Independencia, su reconstrucción fue promovida por el rey consorte Francisco de Asís, en el año 1848, terminando la misma en 1884. Los relieves de su portada fueron realizados por Ponciano Ponzano.
Tomando la calle de Ruiz de Alarcón, hacia la izquierda, y en su cruce con la de Felipe IV se encuentran, en primer lugar, el edificio que alberga la Real Academia de la Lengua(1894), obra de Miguel Aguado de la Sierra y, al fondo, el Casón del Buen Retiro.
Este último edificio (llamado también Salón de Baile), junto con el situado a su izquierda, que alberga el Museo del Ejército (antiguo Salón de Reinos), pertenecían al conjunto que formaba el Palacio del Buen Retiro.
Ya que nos encontramos aquí, podemos hablar un poco del Retiro.
Para construir el palacio al que he hecho referencia, se utilizaron terrenos que pertenecían a la huerta de los Jerónimos y se extendía desde las cercanías de la Iglesia de los Jerónimos hacia arriba.
La fundación de este real sitio comenzó hacia 1631, con la construcción de una casa llamada Gallinero, varios jardines y el estanque grande.
La edificación del palacio se realizó durante el reinado de Felipe IV y bajo la dirección del Conde-Duque de Olivares.
Fue inagurado en octubre de 1632, con ocasión del nacimiento del principe D. Fernando, sobrino del monarca.
El complejo, que ocupaba una gran extensión de terreno, comprendía varios edificios: el Salón de los Reinos, el Casón del Buen Retiro, el Palacio Real y las Casas de Oficios.
A ambos lados de este recinto y por detrás, se extendían grandes bosques, mezclados con jardines.
El estanque grande tenía cuatro embarcaderos y en el centro había una isleta que se utilizaba a modo de escenario para distintas representaciones escénicas.
Además se construyó una Fábrica de Porcelana de la China (destruida durante la invasión francesa), la Huerta del Rey, un cebadero de aves, etc.
En la actualidad, en el lugar que ocupaba esta fábrica, llamado "el Huerto del Francés", se encuentra instalada una noria, similar a la que suministraba el agua necesaria para el funcionamiento de aquella.
Este palacio fue habitado intermitentemente hasta que, durante la invasión francesa de 1808, fue utilizado como ciudadela y posteriormente destruido.
Fernando VII gastó grandes sumas de dinero en su reconstrucción. No se volvieron a levantar los edificios destruidos, pero se construyeron otros nuevos: la Casa-palacio de San Juan, la Casa de Fieras, la Pajarera, la Faisanera, el salón Oriental, el Mirador, los Embarcaderos, la Casa del Pescador, la Montaña Artificial y otros. Muchos de estos monumentos fueron realizados por el arquitecto Isidro González Velásquez, en 1817.
Quizá la mejor obra realizada por este rey respecto al Retiro fue que, reservándose una parte para uso propio, abrió el resto al público.
En la actualidad, el parque del Retiro (menos extenso), está totalmente abierto al público.
El Salón Oriental es ahora una sala de fiestas llamada Florida Park, junto a la montaña artificial, y en el lugar que ocupaba la Casa de Fieras se encuentran los Jardines de Cecilio Rodríguez y los del Arquitecto Herrero Palacios.
Se conserva la Rosaleda y en el estanque únicamente queda un embarcadero, ya que el principal fue derribado a finales del siglo XIX, para construir en su lugar el monumento a Alfonso XII.
También se pueden visitar los palacios de Velásquez y de Cristal y la Casa de Vacas, utilizados habitualmente como salas de exposiciones.
Estanque Parque del Retiro
En la exposición de Bellas Artes de 1878 se presentó una estatua de bronce realizada por Ricardo Belber, llamada El Ängel Caído, que posteriormente fue colocada en una rotonda del Retiro. Es el único monumento conocido en honor al diablo.
Podemos salir del parque por la Puerta de la Independencia a la plaza del mismo nombre. Aquí se encuentra ubicada la puerta mas monumental de la ciudad de Madrid: la Puerta de Alcalá. Fue proyectada por Sabatini en 1769 y terminada 10 años después.
Puerta de Alcalá
Por la calle de Alfonso XII, y luego por la de Felipe IV se llega a la Plaza de Cánovas del Castillo, donde se hallan dos de los hoteles mas antiguos y elegantes de la ciudad de Madrid: el Hotel Ritz y el Palace Hotel. Detrás de este último, en la calle del Duque de Medinaceli, se encuentra la iglesia de Jesús de Medinaceli, del que son devotos madrileños y foráneos.
En el centro de la plaza esta instalada la fuente de Neptuno.
A continuación, a la derecha, el monumento a los Héroes del Dos de Mayo (Obelisco del 2 de Mayo), inagurado en 1840 para honrar a los caídos en la defensa de Madrid durante la invasión francesa de 1808. Es obra de I. González Vázquez.
Bordeando el monumento, en la plaza de la Bolsa, se encuentra el edificio de la Bolsa de Madrid, o Bolsa de Comercio, construida en 1893 por Enrique Maria Repullés.
Volviendo al Paseo del Prado, junto a un edifico moderno, está el antiguo Ministerio de Marina, actualmente Museo Naval.
En la plaza de Cibeles (siguiente parada) a la derecha, se levanta el Palacio de Comunicaciones, actualmente sede de, entre otras entidades, el Ayuntamiento de Madrid. Fue proyectado por A. Palacios y J. Otamendi.
Cruzando la calle de Alcalá está el Palacio de Linares, construido por el Marqués del mismo nombre en el siglo XIX. Según la leyenda, los fantasmas se pasean por sus habitaciones. En la actualidad es sede de la Casa de América.
A partir de aquí, la calle cambia de nombre, y recibe el de Paseo de Recoletos, debido a la ubicación en la misma de un convento de Agustinos Recoletos.
A continuación, en el cruce con la calle de Salustiano Olózaga, hay una verja que luce las iniciales de una conocida entidad bancaria. El palacio que acoge en su interior perteneció al Marqués de Salamanca, constructor del barrio que lleva su mismo nombre.
Este palacio se inaguró en 1858. Es de inspiración renacentista y el primero de los construidos en el Paseo de Recoletos por los banqueros de la época isabelina. Fue proyectado por Narciso Pascual y Colomer, autor también del proyecto del edificio del Congreso de los Diputados.
Fuente de la Cibeles
El siguiente edificio singular es la Biblioteca Nacional, que en su trasera alberga el Museo Arqueológico.
Esta biblioteca tiene su origen en la Real Librería, fundada en 1712 por Felipe V, tras reunir una colección de libros que había traído de Francia. Después de varios traslados, la Biblioteca fue ubicada en su sede actual, con proyecto de 1866, en el solar del derribado convento de Agustinos Recoletos que, como ya se ha dicho, dio nombre a este tramo de la calle.
El proyecto del edificio se debe al arquitecto Fernando Jareño; el grupo escultórico de su tímpano es del escultor Agustín Querol. Fue inagurado en 1892, con ocasión de la celebración del centenario del Descubrimiento de América.
El edificio de la Biblioteca termina en la Plaza de Colón. A la derecha se extienden los Jardines del Descubrimiento, realizados según proyecto de Herrero Palacios, con unas esculturas de Vaquero Turcios (1977). En su esquina mas cercana, se alza la estatua de Colón, obra de Jerónimo Suñol y Arturo Mélida. Hasta hace no muchos años, la estatua estaba situada en el centro de la plaza.
Aquí comienza el Paseo de la Castellana, que nació en los últimos años del reinado de Isabel II, como prolongación de los paseos del Prado y Recoletos.
Para continuar el paseo, hay que cruzar la calle e iniciar el camino de regreso.
Casi al principio se encuentra el Museo de Cera de Madrid y, un poco mas adelante el Café Gijón, sede de tertulias literarias desde finales del siglo XIX.
Desviando un poco el camino, y subiendo por al calle de Bárbara de Braganza, se visita la iglesia de Santa Bárbara. Al lado está el Tribunal Supremo.
Esta iglesia, junto con el convento de las Salesas Reales, fueron construidos por los arquitectos Carlier y Moradillo por encargo del rey Fernando VI y su esposa la reina doña Maria Bárbara. Es una de las mas ostentosas de Madrid, sobresaliendo el sepulcro de sus fundadores.
Volviendo al paseo de Recoletos y, al llegar a la Plaza de Cibeles, se bordean los jardines del Palacio de Buenavista. Obra de Juan P. Arnal, fue mandado construir por la Duquesa de Alba en 1777. Tuvo diversos propietarios, entre ellos Godoy por donación del Ayuntamiento. Al caer éste en desgracia, volvió a ser propiedad de aquel. Fue Parque de Artillería, Ministerio de Guerra y residencia del general Espartero en 1840. En la actualidad, es sede del Cuartel General del Ejército.
Palacio de Linares
Al cruzar la calle de Alcalá se encuentra el edificio del Banco de España. En origen era el palacio del Marqués de Alcañices, pasando a ser sede del Banco de España en 1884. El proyecto de remodelación fue de E. Adaro y S. Sainz de Lastra y terminó la obra en 1891. El edificio ha sido ampliado en tres ocasiones, utilizando los solares adyacentes.
Un poco mas adelante, en los jardines centrales, está la fuente de Apolo, de la que ya se ha hablado.
Ya en las cercanías de la plaza de Cánovas del Castillo se ubica el Palacio de Vistahermosa, sede en la actualidad del Museo Thyssen Bornemisza.
Este palacio de estilo neoclásico, fue proyectado por Silvestre Pérez y construido a finales del siglo XVIII.
Hay que dejar este camino para, tomando la Carrera de San Jerónimo, visitar la sede del Congreso de los Diputados.
En un principio las Cortes se reunían en el convento de Doña Maria de Aragón, sede actual del Senado. A partir de 1834 se decidió que las reuniones se celebraran en la iglesia del Convento del Espíritu Santo, situada en la Carrera de San Jerónimo. El interior de la iglesia se acondicionó para su uso como salón de sesiones.
Las Cortes constituyentes de 1837 decidieron construir un nuevo palacio del Congreso. La demolición del convento se inició en 1842, trasladándose las Cortes mientras tanto al Salón de Baile del Palacio Real.
La reina Isabel II puso la primera piedra del edificio en 1843, que se terminó en 1850, de acuerdo con el proyecto del arquitecto Pascual y Colomer.
Los frescos del Salón de Sesiones fueron realizados por el pintor Carlos Luis de Ribera.
Las figuras del bajorrelieve del frontón son obra de Ponciano Ponzano y José Pagniuci labró los capiteles corintios que coronan las seis columnas del pórtico central del Congreso de los Diputados.
Los leones situados en la escalinata se realizaron con el bronce procedente de la fundición de los cañones arrebatados al "enemigo" en 1860 durante la guerra de Africa, en la época del general Prim (reinado de Isabel II), según consta en al inscripción colocada a sus pies.
Subiendo por la calle del Prado, en el número 21 se encuentra el Ateneo Científico y Literario de Madrid, fundado en 1820. Tras diferentes vicisitudes, como quema de sus instalaciones y varios traslados, finalmente se instaló en la mencionada calle del Prado, en 1882. El proyecto del edificio se debe a los arquitectos Font y Landechos. La decoración del salón de actos corrió a cargo del arquitecto Melida y Alinari, en estilo neogriego. Cuenta con una valiosa y completa biblioteca.
Bajando nuevamente al Paseo del Prado, hay que continuar el camino hasta el cruce con la calle de Atocha. Aquí, en la esquina con la Glorieta de Carlos V, se construyó (durante la segunda mitad del s. XVIII) por mandato del rey Carlos III y bajo la dirección de J. de Hermosilla primero y de F. Sabatini después, el Hospital General.
Fue creado como hospital de beneficencia y atendía cada año a miles de enfermos, bajo la supervisión de una junta de Beneficencia. Al lado se construyó el Colegio de Cirugía de San Carlos, que posteriormente se transformó en la facultad de Medicina.
En la actualidad, este recinto lo ocupan el Centro de Arte Reina Sofía y el Conservatorio de Música ( la parte del hospital), y unas dependencias del Ministerio de Administraciones Públicas (la facultad de Medicina).
Bibliografía.
Madrid Romántico, de Ramón Guerra de la Vega (2001)
Madrid: Historia en fotografías, de R. Guerra de la Vega (2003)
Madrid, Ayer y Hoy, del fondo documental del archivo Ruiz Vernacci.
El Antiguo Madrid, de R. Mesonero Romanos (1990)
El Madrid de los Borbones, de Ediciones la Librería (1992)







El Madrid Neoclásico, de Ediciones la Librería (1992)

domingo, 4 de febrero de 2007

INTRODUCCIÓN

Si alguien me preguntase que cuando me empezó a gustar viajar, creo que no sabría responder.
El recuerdo más lejano va asociado a las pastillas de biodramina y, desde luego, no es muy agradable. Pero, poco a poco, el problema del mareo se fue solucionando.
El gusto por conocer nuevos lugares nos lo inculcaron nuestros padres. Con un 600, malas carreteras y mucho ánimo, fuimos recorriendo España.
Unos cuantos años mas tarde tuve mi primera cámara fotográfica automática y descubrí que también eso me gustaba, puesto que me permitía recordar todos aquellos lugares que había visitado anteriormente.
Por fin, hace no mucho tiempo, un compañero de trabajo me pidió que le preparara un itinerario por París, donde iba a pasar unos días.
Si he contado todo esto es porque la unión de todas estas aficiones y la suerte de tener un hijo informático, que ha confeccionado esta página, me permite compartir con otras personas algunos lugares que he conocido.
He titulado ésta página mis paseos porque, en principio, la idea era llevar al lector paseante por unas determinadas calles en las que se encontraban los monumentos mas relevantes de una ciudad.
Varios de mis “recorridos” han sido publicados en una revista digital que se publicaba en mi centro de trabajo.
Como consecuencia de esta publicación, otros compañeros que iban a viajar a zonas que yo conocía me han pedido información sobre las ciudades, pueblos y lugares que podían visitar.
Esto ha dado lugar a mis relatos sobre algunos de mis viajes y , ahora, quiero compartir con más amigos viajeros.

ROMA EN TRES DÍAS

El transporte público en Roma, como en otras ciudades italianas, se abona con unos billetes, que se pueden adquirir en estaciones de metro, estancos y quioscos de prensa. Desde que comenzamos a utilizarlos, tienen una validez de 75 minutos. Durante este tiempo podemos utilizar cualquier autobús o línea de metro que necesitemos.

PRIMER DÍA

Como regla general, todos los turistas que llegan a Roma están deseando conocer la Ciudad del Vaticano. Por ello, vamos a empezar por alli.
Dependiendo de nuestro lugar de alojamiento, tendremos que tomar un autobús u otro. La línea que conozco parte de los alrrededores de la plaza de la República, cerca de la estación Términi (mucho cuidado con los carteristas).
Al llegar a la Plaza de San Pedro, por la Vía Porta Angélica nos dirigimos a los Museos Vaticanos (Capilla Sixtina). Es interesante empezar por aquí, ya que suele haber cola para entrar y según avanza el día la espera suele ser más larga. La escalera interior es una maravilla.
Una vez terminada esta visita, volvemos por la misma calle a la Plaza de San Pedro, para entrar en la Basílica (ojo si vamos en verano porque para poder entrar hay que vestir de forma conveniente: manga, pantalón largo, etc.)
Lo primero que encontramos, a mano derecha, es la Pietá, de Miguel Angel, que está protegida con un cristal, por lo que no se puede ver muy bien.
Además del baldaquino de Barbieri, que es impresionante, podemos contemplar los monumentos funerarios de diferentes Papas; su ostentación es directamente proporcional a su antiguedad. Los últimos Papas están enterrados en la cripta, a la que se accede por una escalera situada más o menos en el centro de la basílica.
Desde el exterior, podemos subir (andando o en ascensor) a la cúpula. La vista es magnifica.
Una vez terminada nuestra visita al Vaticano, nos dirigimos por la Via della Conciliazione ,y luego por la orilla del río Tíber al Castillo de S. Angelo, que está unido al Vaticano por un corredor.Es un bonito Museo y las vistas de la ciudad de Roma, desde su terraza superior, son impresionantes.
Si no estamos muy cansados, podemos seguir el curso del rio a la derecha (sin cambiar de márgen), para acercarnos al barrio del Trastevere.
En medio del rio se encuentra la isla Tiberina, que ocupan dos hospitales aún en funcionamiento.
A la altura del ponte Sisto,desde la Pza. Trilussa y por Vicolo de Cinque llegamos a la Plaza S. Egidio y a continuación a la de Sta. Maria del Trastevere, donde se encuentra la iglesia del mismo nombre. Luego podemos darnos una vuelta por este barrio tan típico.

SEGUNDO DÍA

Este día partimos de la Plaza Venecia, y nos situamos frente al monumento a Vitorio Enmanuelle.Si lo bordeamos por la derecha, a continuación de unos jardines nos encontramos con una magnífica escalinata, obra de Miguel Angel, que desemboca en una plaza circular, aunque por el dibujo de su suelo pueda parecernos convexa.( por cierto, este suelo está copiado en la Sala Capitular de la catedral de Sevilla). En esta plaza, a la derecha, se encuentran dependencias del Ayuntamiento de Roma (aquí se celebran matrimonios civiles). Enfrente están los Museos Capitolinos.
Por el extremo opuesto a la escalinata por la que hemos subido, llegamos a un mirador desde el que podemos ver el Foro Romano, al que podemos acceder por una entrada allí situada.
Podemos pasear por entre estas ruinas (casa de las Vestales, Arco de Tito. Regia, Basílica de Constantino y Majencio, etc)y las iglesias de Santa Francisca Romana, Santos Lucas y Martina San José de los Carpinteros, con la cárcel Mamertina etc.Al fondo, saliendo del recinto, nos encontramos el Coliseo. Después de visitarlo, y desde la Vía di Gregorio, podemos entrar en el Palatino (Estadio Palatino, Casa de Livia. Domus Flavia, Jardines de Farnesio, etc.).
Saliendo otra vez a la Via di Gregorio, bajamos hasta la Piazza di Porta Capena(a la derecha se encuentran los restos del Circo Massimo), y por el Viale delle Terme di Caracalla, llegamos a las termas de este nombre.
Después de visitarlas, salimos por la misma calle con dirección a la Piazzale Numa Pompinio; aquí tomamos la Via Drusso, y la Via dell'Amba Aradam, hasta la Basilica de San Juan de Letrán.
Una vez visitada, por la Via Merulana seguimos "subiendo" hasta la Iglesia de Santa Maria la Mayor.

TERCER DÍA

Partimos este día de la Plaza de España. Por detrás de la iglesia de la Trinitá del Monti, tomamos la via di Porta Pinciana, hasta la Piazale Brasile, para entrar a través de las Murallas Aurelianas , a los jardines de la Villa Borghese. El paseo por estos jardines es muy agradable y además, si hemos hecho previamente la reserva, podemos visitar el museo que se encuentra en su interior.
Saliendo por la misma puerta por la que hemos entrado, tomamos la Via Veneto, una de las más elegantes de la ciudad, hasta la Piazza Barberini, donde se encuentra el Palacio Barberini, con la Galería Nacional de Arte Antiguo.
Seguimos bajando por la Via delle Quattro Fontane, hasta el cruce con la Vía XX Settembre, donde nos encontramos las Cuatro Fuentes y la iglesia de San Carlos de las Cuatro Fuentes. Por la Vía del Quirinale llegamos a la plaza del mismo nombre, donde se encuentran el obelisco de Psamético II y el Palacio del Quirinal, que en la actualidad acoge la sede de la Presidencia del Gobierno italiano.
Por la Vía del Tritón, tomamos a la izquierda la Via Serviti y luego la Via Arcione, para llegar a la Plaza de Trevi, donde se encuentra la famosa Fontana. Por la Vía de Sabini salimos a la del Corso. Cruzamos y ,a la derecha, nos encontramos la Piazza Colonna, donde se encuentra ubicada la columna de Marco Aurelio.
Bajando por la Vía del Corso hacia la Plaza Venecia, tomamos a la derecha la Via D. Caravita y luego la del Seminario para llegar a la Piazza de la Rotonda, donde se encuentra el Panteón.
Desde aqui nos dirigimos a la Piazza Navona, con las fuentes del Moro y de Neptuno, obras de Giacomo Della Porta, y la Fuente de los Cuatro Rios, de Bernini. Por la Via della Cucagna salimos al Corso de Vittorio Enmanuelle II. Cruzando la calle, tomamos la Vía de Baullari para llegar la la Piazza Campo de' Fiori y a continuación a la Piazza Farnese.
Desde aquí y por la Via Farnesi salimos al Lungotevere dei Tebaldi; tomando esta calle por la izquierda, paralela al rio Tíber, nos dirigimos a la Piazza Bocca de la Veritá. Aquí nos encortramos la Iglesia de Santa María in Cosmedin, en cuyo pórtico se encuentra la Boca de la Verdad. En la misma plaza están la Fuente de los Tritones y dos templos romanos: el Templo de Vesta y el Templo de la Fortuna Viril.
Tomamos desde la Piazza dela Consolazione la vía del mismo nombre y a continación la via del Foro para desembocar en la Via dei Fori Imperiali. Aqui podemos contemplar, paseando por la Vía Alessandrina el Templo de Marte, el Mercado de Trajano, etc.Retrocedemos y, por el Largo Ricci tomamos la Via Cavour.Por la acera de la derecha y al llegar a la Vía dei Fagutale torcemos para llegar a la Piazza de S. Pietro in Vincoli, donde se encuentra el Mausoleo

Paris

Hace algún tiempo, un compañero que sabía que yo había estado poco antes en París, me pidió que le hiciera un plan de visita de la ciudad, adaptado a los días (4) que iban a pasar allí.
Quise tener en cuenta dos cosas: perder el menor tiempo posible en los desplazamientos, puesto que es una ciudad muy grande, y que pudieran conocer los monumentos y paisajes más característicos.
Por este motivo, el itinerario de cada día se reduce a zonas muy determinadas y que se pueden recorrer a pie.


Los Inválidos (tumba de Napoleón Bonaparte)


A continuación, os expongo el plan que preparé.

PRIMER DÍA:

Tomar el metro (en cualquier estación se puede comprar un billete para 1-3-5 días) hasta la estación Charles de Gaulle-Etoile (Arco del Triunfo). Salir a Les Champs Elysées. Enfrente de la salida está la Oficina de Turismo.En esta Oficina te facilitan todo tipo de información. Allí venden la tarjeta para entrar en los Museos.Si se visitan más de cinco o seis Museos o Monumentos, merece la pena comprarla.
Respecto al transporte, sólo compensa la compra del billete para varios días si se va a utilizar con frecuencia. Si, por el contrario, hacemos la mayoría de los trayectos a pie, es preferible compar un taco de diez billetes, para otros tantos viajes, ya que resulta al final más económico.
Saliendo de la Oficina de Turismo, podemos cruzar al centro de la plaza y subir a la azotea del Arco del Triunfo, que nos ofrece una buena panorámictodo el centro de la ciudad.
Arco del Triunfo
A continuación, se puede (es cuesta abajo) caminar hasta la plaza de la Concordia (donde está el obelisco).
Desde esta plaza , continuando hacía abajo, se entra en el Jardín de las Tullerías; a continuación está el Museo del Louvre.
Si, por el contrario, tuerces a la izquierda, por la Rue Royale llegas a la iglesia de la Madelaine(es muy bonita). Por esta misma calle, antes de llegar a la iglesia, girando a la derecha por la Rue St. Honoré, llegas a la Place Vêndome, (todo el lujo al alcance de tus ojos).
Iglesia de la Madelaine
Desde la iglesia de la Madelaine se ve al fondo la Opera. Es muy bonito el edificio y si está abierto, se puede entrar en el vestíbulo, sin pagar. La visita es guiada y no la cubre la tarjeta de los museos.
La Opera
Por la Rue St. Honoré se llega a les Halles (antiguo mercado) . Actualmente es un centro comercial construido hacia abajo. Es curioso verlo.
Si continuáis andando por la calle que bordea este edificio, llegáis al Centro Pompidou (se utiliza la tarjeta de museos, creo, para entrar). Es espectacular.
Por la rue Renard, podéis llegar a la plaza del Ayuntamiento, que es grandioso.
Por la rue Rivoli, y a la izquierda, por la rue Bieragne, se entra en la plaza de los Vosgos, donde están el Museo Carnavalet y la casa-museo de Victor Hugo. Con la tarjeta, merece la pena entrar. En otro caso (pagando la entrada) no.
Si no estáis agotados, (cosa que dudo) podéis continuar, por la Rue St. Antoine, hasta la plaza de la Bastilla.

SEGUNDO DÍA:

Tomar el metro hasta Abesses. Desde ahí, andando por la Rue le Tac, llegáiss a la base del funicular que sube hasta el Sacre Coeur. (Se sube con el billete del metro). A veces, desde dentro de la Basílica, se puede subir al campanario. De todas maneras, desde la balconada de la iglesia se ve todo París. Es el punto más alto de la ciudad.
Sacre Coeur
Dando la vuelta a la iglesia por la derecha, baja una calle hasta la plaza donde trabajan los pintores (los de pincel y paleta). Intentarán por todos los medios haceros una caricatura. Por la Avda. Junot y luego por la Rue Caulaincourt llegais al Cementerio de Montmartre. Se puede entrar. Están enterradas personas muy conocidas. Por la Rue Clichy se baja al barrio de Pigale (barrio golfo). Desde ahí, por cualquier calle hasta la Avda. Hausmann, tenéis las tiendas de comestibles más típicas. En esta avenida se encuentran las Galerias Lafayette. El edificio más antiguo es muy original. Se puede subir a una de las plantas altas y ver todo el interior desde arriba.

TERCER DÍA:

Visita directa a la isla de la Cité (metro Cité).. Ahí están Notre Dame, el Ministerio de Justicia y , a su lado, uno de los edificios más bonitos de París: la Sante Chapelle.
Se puede entrar hasta las 4 y media de la tarde. Son dos capillas superpuestas. La más bonita, con diferencia, es la de arriba.Se puede descansar un rato
contemplando sus vidrieras, con una buena ambientación musical.
Los Inválidos
Luego, tomar el metro hasta los Inválidos (creo que la estación tiene este nombre). Es un Hospital que funciona todavía, atendiendo a los heridos de guerra, y dentro del recinto se encuentra la tumba de Napoleón. Tambíen está el Museo de las Armas ( para entrar en casi todos los monumentos que cito hay que pagar entrada. Sirve la de los Museos)
Por la salida de la Avenida de los Inválidos, casi enfrente está la calle de Varene, donde se encuentra el
Museo D' Orsay
Museo Rodin. La escultura de" El Beso",
El beso
es una maravilla (para mí). En los jardines del palacete, también hay esculturas. Si hace bueno, el paseo es muy agradable. En esta zona están la Asamblea Nacional y muchos Ministerios. Si no estáis muy cansados, o empezáis al revés, podéis ir al Museo del Quai d' Orsay. Es el museo de los impresionistas (Renoir, Degás, etc.) A mi me gusta mucho. Además, alli se puede comer por un precio módico, no en el restaurante, sino en la cafetería. Por el restaurante, daos una vuelta. Es el antiguo restaurante del hotel , construído junto a la estación, y que han rehabilitado.

CUARTO DÍA:

Podéis tomar el metro hasta St. Michael. Está en el barrio latino. Es la zona universitaria.Por el Boulevard St. Michael se llega a las Termas de Cluny. Es un Museo y se entra también con la tarjeta de Museos. En esta zona hay muchos restaurantes, donde se puede comer bien por un módico precio.Por el Boulevard St. Germain, a la izquierda, se llega la la Iglesia de St. Germain des Pres, una de las más antiguas y bonitas (por fuera). Volviendo al Boulevard St. Michel, subir hasta la Rue Soufflot, donde está el Panteón

. Desde la cúpula, el paisaje es precioso.Por aquí, en la calle des Prêtes Saint Severin, está la iglesia del mismo nombre. Saliendo otra vez al B.S. Michel, subir hasta el Boulevard du Montparnasse. A la derecha, un poco más arriba, en la Rue du Départ, está la torre de Montparnasse. Es el edificio más alto del centro de París. Se puede subir al piso, creo, 52.
Torre Eiffel
Desde allí podéis tomar el metro hasta la estación más cercana a la Torre Eiffel. Lo primero que hay que hacer es subir , lo más alto que vuestro vértigo os permita, para contemplar toda la ciudad. Después, se puede cruzar el rio para ver el Palacio de Chaillot, en el Trocadero. A mí me gusta mucho pasear por esta orilla del rio, porque vas viendo todos los edificios del otro lado. Muy cerca del inicio de este paseo está el puente de l' Alma, donde murió Lady Di. En la parte de arriba, la gente ha levantado un particular" monumento". Si continuáis, encontraréis todos los puestos de libros de viejo, célebres en esta orilla izquierda. Se puede llegar hasta el Museo del Louvre, si no habéis entrado antes, y pasar alli un buen rato. Dentro del museo es más interesante buscar esas cosas que quieres ver, que no intentar ver todo, porque es imposible. Aquí también sirve la tarjeta de los Museos.
Si compráis la tarjeta para tres días conviene que centréis en estos días las visitas a todos los museos y monumentos a los que se puede acceder con ella.
Si os sobra medio día, se puede tomar el tren a Versalles. Tarda en el recorrido una media hora. Sólo es interesante si habéis visto todo lo que queriais ver en Paris.

RUTA POR NAVARRA I

Esta ruta se inicia en Madrid, pero visitando algunos lugares del camino por lo que, en vez de ir directamente a Navarra por la Nacional II (Barcelona) se toma la nac. I, con dirección a Burgos.
En la circunvalación de Burgos se sale por la nacional 120, con dirección a Logroño. A unos 20 kms. de la capital, hay una desviación a S. Juan de Ortega. Está dentro del Camino de Santiago y merece la pena parar.
Continua el viaje hacia Logroño y desde allí, por la nacional 111 con dirección a Estella.
Aquí se puede visitar su puente y su cárcel medieval, situada ésta a los pies de la iglesia románica de Santa María Jus del Castillo. Otras iglesias de la ciudad son: San Pedro de Lizarra, San Pedro de la Rúa, San Juan..... Y en lo alto la de Santa María del Puy.
También se pueden ver el convento gótico de Santo Domingo y los palacios del Gobernador, de los San Cristobal-Cruzat y de los reyes de Navarra.
El camino sigue por la misma carretera hasta Puente la Reina. Cruzado el puente y por la calle Mayor, que conserva gran parte de sus casas nobles, se puede visitar la iglesia de San Pedro, con su Virgen del Chori, y, pasada la plaza Mayor, la iglesia de Santiago, que conserva en su interior una buena talla del escultor Santiago Belza Finalmente se encuentran el hospital de peregrinos y la iglesia del Crucifijo, de origen templario, con una original portada románica y que alberga un gran Crucifijo gótico, posiblemente de origen renano.
Desde aquí, pasado el pueblo, sale una carretera comarcal a Obanos. Hay que tomarla hasta la N-121, para bajar a Olite. En el camino está la ermita de Santa María de Eunate.
Esta ermita románica, de origen templario y estructura octogonal, tiene una extraña arquería exenta (separada del templo). Su portada es gemela a la de la iglesia parroquial de Olcoz, un pueblo cercano.
Olite es una población romana, que conserva parte de sus murallas de trabajo almohadillado, reconstruidas en el siglo VII.
Su castillo, cuya parte más antigua se levanta sobre restos romanos, ha sido objeto de varias ampliaciones. Fue destruido en 1813 por Espoz y Mina y restaurado en 1925. En la actualidad, parte del complejo es sede del Parador Nacional.
Junto al Parador se encuentra la iglesia de Santa María la Real, gótica del siglo XIII. Tiene claustro exento, en cuyo pórtico se contemplan varias tallas: Virgen con el Niño y una reina, presumiblemente Blanca de Navarra. Ambas piezas se atribuyen a Jehan de Lome. En el interior, un precioso retablo renacentista de Pedro de Aponte, y una talla del Cristo de la Buena Muerte, del siglo XIV.
La iglesia de San Pedro, de origen protogótico y claustro del siglo XIII, conserva en su interior una talla gótica de la Virgen del Campanal y otra de Santiago peregrino, ambas del s. XV. San Francisco, con portada gótica y el monasterio de las Clarisas, deben entrar también en nuestro recorrido.
Finalmente, se puede dar un paseo por su Rúa Mayor o del Cerco de Fuera, para admirar las casas de los siglos XVI, XVII y XVIII, y desde su plaza, bajar al subsuelo medieval.
Desde Olite, el siguiente destino es San Martín de Unx. Está enclavado en una colina, en cuya cima se encuentra la iglesia de San Martin de Tours (1156), levantada sobre una cripta muy original. Este pueblo, que conserva su trazado medieval, es abundante en casas palaciegas con blasón y conserva parte de la antigua muralla. En la parte baja se encuentra la iglesia de Santa María del Pópolo. Junto al cementerio se encuentra la ermita del San Miguel, del siglo XVI.
Desde aquí se retoma el camino hacia Ujué. En el cruce que hay antes de llegar, se puede parar para contemplar la impresionante iglesia-fortaleza que ocupa la parte más alta del pueblo.
Este edificio tiene una torre campanario almenada, y sus ábsides y cabeceras son románicas. En el interior, cuyas naves y dependencias son góticas, hay una imagen románica de la virgen, morena, venerada desde tiempo inmemorial y que es patrona de toda la zona de la Rivera. En esta iglesia se guarda el corazón de Carlos II el Malo.
Hay que retroceder hasta San Martín de Unx para continuar hasta Sangüesa.
Aquí existe una oficina de turismo, donde informan sobre los lugares que interesa visitar en sus cercanías.
A la entrada está la iglesia de Santa María, de torre octogonal y una espléndida portada románica. En su interior se contempla una talla de la virgen de Rocamador.
Alrededor de esta iglesia se encuentran varios palacios, como el del Ayuntamiento, de Granada , el palacio gótico de la Encomienda o del Príncipe de Viana o el del Marqués de Vallesantoro.
Entre sus iglesias, además de la de Santa María, se pueden visitar la del Salvador, la de Santiago, con su talla del apóstol en su tímpano, y el convento del Carmen, con claustro gótico.
Se puede continuar viaje hasta el castillo de Javier, lugar de nacimiento del misionero, que recibe en sus alrededores numerosas peregrinaciones.
Para llega al Monasterio de Leire hay que dirigirse a Liédena y desde aquí, por la nacional 240 a Yesa. Pasado este pueblo se encuentra la desviación al monasterio.
El Monasterio de Leire fue cuna del reino de Navarra en el siglo IX y panteón de sus primeros reyes. Pertenece a la Orden Benedictina (en la actualidad lo ocupan los monjes procedentes de la comunidad benedictina de San Pedro de Solesmes), y de su biblioteca hay constancia en 848.
El ábside de su iglesia es del primer románico y bajo su nave gótica se encontraron restos de dos iglesias anteriores, sucesivas en el tiempo, cuyo origen puede ser visigodo o carolingio.
Bajo la iglesia se puede visitar su cripta, muy original, que posiblemente se construyó como en otros casos, para soportar el peso de la iglesia superior a modo de cimientos.
Se deshace el camino andado para llegar a la nacional 240 con dirección a Pamplona; al llegar a Noain, hay que tomar una carretera secundaria con dirección a Astrain, donde existe una incorporación a la nacional 111 hasta Logroño. A partir de aquí, por la nal. 120 hasta Burgos y la nal.1 a Madrid.

PASEOS POR MADRID

Mi idea es proponeos una serie de paseos por la ciudad de Madrid, para visitar los monumentos y lugares más emblemáticos de esta ciudad.
El primer recorrido se ciñe a un tramo del eje central (“La Castellana”), en el que se encuentran los museos, monumentos y jardines más conocidos.
Otro paseo nos llevará por la zona centro, partiendo de la Puerta del Sol, para conocer las calles más “castizas” de Madrid.
En el Madrid Real podremos visitar el Palacio Real, la Catedral de la Almudena, el Madrid de los Austrias, etc.
Antes de iniciar los Paseos, me parece conveniente hacer unas indicaciones relativas a alojamiento, transporte, restaurantes etc.
En la ciudad de Madrid existe un gran número de hoteles, de diferentes categorías y localizaciones. Lo más fácil es consultar una Guía de Hoteles o una Agencia de Viajes, para reservar habitación de acuerdo con nuestras necesidades.
Respecto a los transportes urbanos, Madrid dispone de una gran red de metro (podemos solicitar un plano en las oficinas expendedoras de billetes, en cada estación), y numerosas líneas de autobuses (en cada parada hay un plano de la ciudad con los itinerarios de cada una de ellas, tanto diurnos como nocturnos).
Además de los billetes ordinarios para un único trayecto, existen los llamados “metrobús”: abono para 10 viajes que se pueden adquirir tanto en las estaciones de metro como en los kioskos de prensa. Sirven tanto para el metro como para los autobuses urbanos.
Respecto a los restaurantes, ocurre lo mismo que con los hoteles: los hay de todos los precios y categorías. La mayor parte de los restaurantes dispone de menús diarios, con un coste similar a los que cada uno puede encontrar en su ciudad.
Existe una tarjeta turística llamada “Madrid Card” que podemos adquirir para uno, dos o tres días, con la que se puede:
-Acceder a 40 museos de Madrid y alrededores.
- Uso ilimitado del transporte público.
- Subir y bajar del autobús turístico “Madrid Visión” cuantas veces se quiera, durante el tiempo de validez de la tarjeta.
- Visita guiada al ”Madrid de los Austrias”, los sábados.
- Entrada a Faunia y al Imax.
Estas tarjetas se pueden adquirir en la Oficina Municipal de Turismo (Plaza Mayor, nº 3), Oficina de Turismo de la Comunidad de Madrid (Duque de Medinaceli, nº 2), autobuses y kiosko de “Madrid Visión”, entre otros lugares.
También es interesante saber que se puede acceder gratuitamente a los Museos Nacionales los sábados por la tarde y los domingos por la mañana.
Los Museos del Patrimonio Nacional (Reales Monasterios de la Encarnación y de las Descalzas Reales en Madrid, y de San Lorenzo del Escorial, Valle de los Caídos, y los Palacios Reales de Madrid y Aranjuez), son gratuitos los miércoles.
Entrando ya en el primer recorrido, desde la Plaza de Carlos V hasta la de Colón, respecto al acceso, se puede realizar en metro (estaciones de Atocha en un extremo y de Colón en el otro), cercanías (estaciones de Atocha al principio y de Recoletos en la mitad del recorrido) y autobús de la E.M.T. (líneas 27 y 14 en todo el trayecto).
Si realizamos el paseo completo podemos emplear todo un día, siempre y cuando no intentemos visitar al tiempo todos los Museos que encontremos en el camino.
Hablando de Museos, existe un abono denominado “el Paseo del Arte” (7,66 euros) que nos permite visitar el Prado, Thyssen Bornemisza (cierran los lunes) y Reina Sofía (cierra los martes). La visita puede realizarse en diferentes días.
En cuanto a los otros Museos ubicados en este recorrido: Museo Arqueológico, Museo del Ejército y Museo Naval, todos cierran los lunes.
Toda esta información y más os la pueden facilitar en cualquier Oficina de Turismo. La más cercana a este recorrido se encuentra en la Plaza de Murillo, entre el Museo del Prado y la entrada al Jardín Botánico.

PASEOS POR MADRID (II)

Desde la calle de la Princesa a la Puerta de Toledo


Iniciamos este recorrido en la calle de la Princesa, a la altura del metro de Ventura Rodríguez. En el número 20 de ésta calle se encuentra la Fundación Casa de Alba, dentro del recinto del Palacio de Liria. Este palacio fue construido entre 1762 y 1783 y su diseño se debe a Ventura Rodríguez quien repitió, mezcladas, la fachada del Palacio Real de Madrid y la parte central de la fachada del jardín de la Granja, con diseño central tetrástilo y coronado por un ático decorado con alegorías.
Cruzando la calle, tomamos la de Ventura Rodríguez hasta su cruce con la de Ferraz. Enfrente nos encontramos los jardines de la montaña del Príncipe Pío donde se ubica el Templo de Debod.
Templo de Debod
Este templo, procedente del alto Nilo, es un regalo del pueblo egipcio. Con motivo de la construcción de la presa de Assuán, el templo iba a desaparecer bajo las aguas del río. Para evitarlo, se desmontó piedra a piedra y de la misma forma se reconstruyó en nuestra ciudad, en los años setenta del siglo XX.
Volvemos sobre nuestros pasos para, continuando por la calle Ferraz, llegar a la Plaza de España.
En el centro de esta plaza, proyectada a comienzos del siglo XX, se encuentra el monumento a Miguel de Cervantes. Forman parte de la misma dos edificios emblemáticos de nuestra capital: el edificio España y la Torre de Madrid, nuestros primeros rascacielos.
Edificio España (Plaza de España)
Seguimos por la calle Bailén hasta llegar a la de San Quintín y, por ella, llegamos a la plaza de la Encarnación, donde se levanta el Convento del mismo nombre. La plaza se abrió en el siglo XIX, al derribarse una serie de edificaciones del convento. Los edificios que la forman en la actualidad son viviendas de estilo francés, construidas a comienzos del siglo XX.
El monumento a Lope de Vega es obra del escultor Mateo Inurria, y fue inagurado en 1902.
En cuanto al monasterio, su construcción se debe a Doña Margarita de Austria, esposa de Felipe II. Dado que en aquella época no existía catedral en Madrid, la iglesia de este convento se utilizaba para aquellas ceremonias religiosas en las que participaba la Corona.
Aunque en la actualidad continua siendo un convento de clausura, una parte del edificio se ha dedicado a Museo, que depende del Patrimonio Nacional.
El proyecto del templo se debe a Juan Gómez de Mora. Su fachada es la primera de estilo barroco que se construyó en Madrid. El relieve que une los dos ventanales de la iglesia que dan a la fachada principal es obra de Antonio de Riera.
El interior del templo fue destruido por un incendio en 1755. Su reconstrucción se debe a Ventura Rodríguez, conservando los grandes lienzos primitivos pintados por Vicente Carduncho.
Convento de la Encarnación
Este convento acoge las reliquias de San Pantaleón. Su sangre, contenida en una ampolla de cristal, se licúa todos los 26 de julio durante veinticuatro horas. Dice la tradición que, si un año no se produce la licuación, se producirán catástrofes.
En esta plaza se encuentra también el Senado. Tiene su sede en el antiguo convento de religiosos agustinos descalzos, fundado en 1590 y que ocuparon hasta 1836. Su iglesia es de forma oval y su traza y pinturas fueron encargadas a El Greco. Esta iglesia, en 1814, fue convertida durante un periodo de tiempo en salón de sesiones para las Cortes del Reino. A partir de 1836 es el Palacio del Senado.
Al lado se encuentra la Plaza de Oriente. Debe su nombre al hecho de estar situada al “oriente”de Palacio. El lugar que ocupa formaba en tiempos las huertas de la Reina y la Priora, así como los edificios del Tesoro y de la Biblioteca Real.
El espacio se transformó a partir de que en 1734 se quemó el viejo Alcázar. Primero se construyó el Palacio Real y, reinando Isabel II, se completaron la Plaza de Oriente y el Teatro Real.
Hablando de la Plaza de Oriente, hemos de destacar en su centro la estatua ecuestre de Felipe IV. Lo más curioso de esta estatua es la forma de presentar al caballo, con las dos patas delanteras levantadas. Esto se consiguió gracias al ingenio del científico italiano Galileo Galilei, que sugirió dejar hueca la parte delantera y maciza la de atrás. Además de Galileo, contribuyeron a la ejecución del monumento el pintor Velázquez, que realizó los dibujos y modelos del caballo, el escultor Juan Martínez Montañés, que modeló el busto del rey y, finalmente, el italiano Piero Tacca, que fundió el bronce.
Teatro Real
Volvemos sobre nuestros pasos para visitar el Teatro Real. El origen de este teatro se remonta a comienzos del siglo XVIII. En el lugar que ocupa se encontraban los Caños del Peral, que eran unos lavaderos públicos que tenían contiguo un corral cerrado. Este corral fue utilizado en 1704 por una compañía ambulante de comediantes y operistas italianos para dar sus representaciones al aire libre. Años después, una compañía de teatro construyó en el corral un pequeño teatro, que fue derribado en 1737 para construir de nueva planta un edificio mas decoroso. Este ocupaba también los caños y los lavaderos y fue inagurado en 1738.
En 1818 fue demolido por ruinoso y sobre sus cimientos se construyó el Teatro Real, concluido en 1850. Su arquitecto fue Antonio López Aguado. Se inaguró el 19 de noviembre de 1850, con la puesta en escena de “La Favorita”, de Donizzetti.
Este teatro tenía cuatro órdenes de palcos, una platea con capacidad para 500 butacas y 1.200 localidades del “paraíso”. El aforo total era de 2.800 plazas. También contaba con una caballeriza para hasta 100 caballos, sala de baile, café, restaurante, ocho salas de descanso, gabinete de lectura, guardarropas, tiendas de alquiler y venta de guantes y gemelos, y hasta un depósito de agua en cada planta para caso de incendio. La última remodelación se ha realizado a finales del siglo XX.
Frente al teatro se encuentra el Palacio Real.
Felipe IV aprovechó el incendio del Alcázar de los Austrias, ocurrido en la Navidad de 1734, para sustituirlo por un impresionante palacio. La construcción se encargó, en principio, al italiano Filippo Juvarra. A su fallecimiento, se hizo cargo de la obra su discípulo Giovanni Battista Sachetti.
Sachetti redujo el tamaño del palacio, aunque incrementó su altura, para adecuarlo al espacio que había ocupado el alcázar incendiado.
Palacio Real
En esencia, el palacio forma un gran cuadrado, con torreones en sus ángulos. La fachada principal da al sur y desde la puerta, hacia adentro, se suceden el vestíbulo, la escalera, el patio y la capilla.
En su construcción se empleó piedra, para evitar los incendios: granito, piedra blanca de Colmenar y mármol para los relieves y detalles.
Las fachadas tienen una gran planta baja, en granito, a modo de basamento. Tienen tres plantas nobles y cuatro entreplantas, debajo y encima de cada una de las principales, por lo que en total son siete.
Las fachadas se remataban con una galería de estatuas, que representaban a todos los reyes de España. En la actualidad, estas estatuas están repartidas por los jardines de Madrid y otras ciudades.
El gran patio interior tiene dos plantas, con arcos de medio punto, acristalados, y un ático, retranqueado para potenciar la cúpula de la Capilla. Esta fue construida entre los años 1750-1757 por Ventura Rodríguez y Sacchetti.El alzado es similar al de la iglesia de San Marcos, construida previamente por V. Rodríguez, con una columnata corintia embutida y grandes arcos abocinados de medio punto. El aspecto final de esta capilla, recargada y suntuosa, semeja más un salón que una iglesia.
Carlos III potenció la construcción del palacio que, finalmente fue inagurado y habitado en 1764.
A partir de este momento las obras se encargaron a Sabatini, que realizó la gran escalera en 1778. También construyó el ala sureste, que da a la calle Bailén, y que se conoce como ala Sabatini.
Jardines de Sabatini
La decoración del palacio fue encargada a los más famosos artistas del momento: Antón Rafael Mengs y Giambattista Tiépolo pintan las primeras bóvedas importantes; Corrado Giaquinto decora la Capilla.
A lo largo de los siglos XVIII y XIX se suceden nuevos artistas: Antonio González Velázquez, Francisco Vayeu y Vicente López.
La obra arquitectónica se encargó a Giandoménico Olivieri, Felipe de Castro y Roberto Michel.
En la explanada situada ante la Catedral, frente a palacio, podemos observar unas excavaciones. Se trata de los restos de las caballerizas reales, construidas por orden del rey Felipe II hacia 1559.
El edificio que ocupa el espacio entre estas caballerizas y el Palacio, en la plazuela de la Armeria, contiene el Museo de la Armería Real. También podemos visitar la antigua Farmacia.
Junto al palacio se encuentra la Catedral de la Almudena. La construcción de esta catedral se inició en 1883, cuando el rey Alfonso XII puso la primera piedra. La consagración fue realizada por el Papa Juan Pablo II en 1993.
El nombre de Almudena proviene del árabe “almudayna”,que significa fortaleza, plaza militar.
La “almudena” de Madrid estaba ubicada en el terreno que actualmente ocupan el Palacio Real y la Catedral. En uno de sus extremos, en la hoy denominada Cuesta de la Vega, es donde según la tradición se encontró la imagen de la Virgen el 9 de noviembre de 1083.
Continuamos por la calle Bailén y, en su cruce con la calle Mayor se encuentra el palacio del duque de Uceda, valido de Felipe III. Fue construido por Francisco de Mora y Gómez de Mora. Sentó modelo y dio las pautas para la posterior arquitectura palacial: un rectángulo alargado, de ladrillo, con torres angulares, cubiertas de pizarra y dos patios interiores. Las torres desaparecieron en un incendio en el siglo XVIII.
Este palacio fue comprado por Felipe IV en 1717, para ubicar la sede de los Consejos. En la actualidad, el edificio lo ocupan dos organismos, Capitanía General y el Consejo de Estado.
Junto a él se encontraba el convento del Sacramento, del que sólo queda la iglesia. La comunidad era de bernardas cistercienses y su construcción se inició en 1671. Se terminó entrado el siglo XVIII, siendo el proyecto de Francisco Bautista. Bartolomé Bustamante, al que seguramente se debe la fachada, fue el encargado de su acabado. Su interior tiene forma de cruz latina, con una nave única, cabecera plana, crucero corto y cúpula semiesférica. El exterior, similar al de la iglesia de la Encarnación, consiste en una plazuela con verja.
Antes de cruzar el viaducto podemos ver la cuesta de la Vega, en el lateral de la catedral de la Almudena Aquí se encuentran los restos de la Muralla Árabe, levantada a finales del s. IX.
Estaba construida con varios tipos de edificación: grandes sillares para las zonas bajas, bandas de ladrillo y mampostería. Cada veinte metros se alzaba una torre, de forma cuadrada. A la izquierda se encontraba la Puerta de la Vega, de gran arco de herradura, flanqueado por dos torres, de una de las cuales pueden verse aún restos. Este fragmento, conocido en el siglo XIX, salió a la luz en 1953, cuando se derribó el Palacio de Malpica, que lo ocultaba.

Al otro lado del viaducto y por la calle de Galindo llegamos al parque de las Vistillas, con un mirador que nos muestra una impresionante vista de la Casa de Campo y de la sierra de Madrid. Volvemos a salir a la calle de Bailén y nos dirigimos a la Basílica de San Francisco el Grande.
Esta iglesia fue construida durante el reinado de Carlos III. La idea inicial, en la época de Fernando VI, era edificar una Catedral en las cercanías del Palacio Real; los proyectos fueron realizados por Sacchetti y Ventura Rodríguez.
Iglesia deSan Francisco el Grande
Al final, durante el reinado de Carlos III se decidió construir un gran templo para sustituir la iglesia medieval de los franciscanos, en la colina de las Vistillas.
El proyecto fue adjudicado a fray Antonio Cabezas. A la vista de los numerosos fallos que se cometieron bajo sus ordenes, se le separó del proyecto, siendo adjudicado a Diego de Villanueva. Pero el de éste no le gustó a Ventura Rodríguez, que lo criticó abiertamente. Al final, no se adjudicó a ninguno de los dos.
La ejecución de las bóvedas fue realizada por Antonio Pló, en 1770. Sabatini terminó la fachada. El interior se realizó siguiendo los planos de Cabezas y consistió en un gran salón central redondo, con seis capillas alrededor y la cabecera o capilla mayor. La cúpula, de 32 metros de diámetro, es una de las mayores del mundo.
En la actualidad se conserva en una de las capillas, como retablo, un lienzo de Goya llamado “San Bernardino de Siena predicando a la corte de Alfonso V de Aragón”.
Junto a esta iglesia se encuentra el Hospital de la Venerable Orden Tercera, cuya capilla es una obra maestra del barroco madrileño. Fue realizada en 1662, con proyecto de Francisco Bautista. Quizá lo más atractivo de esta pequeña capilla sea el baldaquino, obra del mismo autor del proyecto. El carpintero fue Juan de Usularre. Dentro del baldaquino se encuentra la escultura de “Cristo abrazado a la cruz”, de autor desconocido.
Cruzando la Gran Vía de San Francisco, continuamos hacia abajo, hasta llegar a la calle de Isabel Tintero. Al fondo, se encuentra la iglesia de la Virgen de la Paloma, patrona de Madrid. Esta iglesia fue construida a finales del siglo XVIII, con las limosnas de los vecinos de la zona para albergar una imagen de la Virgen de la Soledad, muy venerada por ellos.






Puerta de Toledo

Volvemos a salir a la Gran Vía de San Francisco para llegar a la Puerta de Toledo, que fue levantada para celebrar el regreso del exilio de Fernando VII por Antonio López Aguado, entre 1813 y1817. Su estilo sigue la tradición de las puertas dieciochescas de Ventura Rodríguez y Sabatini. La decoración escultórica es obra de José Tomás.

PASEOS POR MADRID (III)

Alrededor de la Puerta del Sol


Museo Municipal
Podemos iniciar este paseo visitando el Museo Municipal (metro Tribunal). Este edificio, construido en el siglo XVIII, era sede del hospicio fundado por la congregación del nombre de María. Su portada, de estilo churrigueresco, se debe a Pedro Rivera.
A continuación, podemos volver a tomar el metro hasta la estación de Sol o también ir andando, por la calle Fuencarral. Actualmente, es una de las calles con más comercio de Madrid.
Una vez en la Puerta del Sol, tomamos la calle Arenal. A la izquierda se encuentra la Iglesia de San Ginés. Esta iglesia, de origen mozárabe, se cree que fue construida con anterioridad a la dominación de los moros. Lo cierto es que ya existía en 1358 y que fue dedicada a San Ginés de Arlés. Este templo, por ruina, fue demolido hacia 1642 y levantado de nuevo gracias a la donación de un parroquiano. La nueva edificación fue inagurada en 1645. Tiene tres naves y capillas laterales. En 1824 sufrió un incendio que acabó con un cuadro situado en el altar mayor, obra de Francisco de Rizzi.
Por la calle de San Martín llegamos a la Plaza de las Descalzas, que debe su nombre al Convento de las Descalzas Reales que allí se ubica.
Este monasterio de religiosas franciscanas fue fundado por la princesa doña Juana, hija del emperador Carlos V, y construido en 1559 por el arquitecto Antonio Sillero sobre el solar que ocupaba un antiguo palacio.
Convento de las Descalzas Reales
La iglesia del convento, renovada en el siglo XIX por Diego Villanueva, conserva el altar mayor obra de Gaspar Becerra. El sepulcro de la fundadora se encuentra en una capilla de mármol y sobre el mismo se ve su estatua de rodillas, obra de Pompeyo Leoni.
Frente a este monasterio se encuentra la casa del Monte de Piedad, adquirida por la ciudad de Madrid, a principios del siglo XVII Fue donada en los primeros años del siglo XVIII a la obra iniciada por el padre Piquer.
Por la plaza de San Martín llegamos a la calle de las Hileras, hasta la plaza de Herradores y la calle Mayor.
Tomamos esta calle Mayor, a la derecha, hasta llegar a la calle San Nicolás, donde se encuentra la iglesia del mismo nombre.
La iglesia de San Nicolás es la más antigua de Madrid. La torre es del siglo XII; es un campanario de estilo mudejar, construido totalmente en ladrillo. La parte primitiva llega hasta el cuerpo de las campanas, zona ésta que pertenece a una reforma del siglo XVII. Cada una de las caras de la torre tiene tres arquerías de formas plenamente islámicas, con arquillos de dibujo diferente en cada piso, que descansan sobre columnas muy finas de mármol blanco.
En su interior, la nave central conserva la techumbre de madera, de tradición mudéjar. La cabecera de la iglesia es de estilo gótico, con bóveda de nervios. El ábside es poligonal; entre la capilla mayor y la nave central se abre un gran arco de herradura, típico de las iglesias mudéjares.Aquí fue bautizado Alonso de Ercilla y en su bóveda estuvo sepultado el arquitecto del Escorial Juan de Herrera.
La iglesia se ha reformado a lo largo de su historia en varias ocasiones. En el siglo XX, con motivo de una de estas restauraciones, se encontraron en el muro derecho de la capilla mayor varias labores de yeso, pertenecientes a dos estilos diferentes: los primeros mudéjares y los segundos, más tardíos, tipicamente platerescos, del siglo XVI.
Mercado de San Miguel
De frente, vemos el Mercado de San Miguel. Desde principios del siglo XIV ocupaba este solar la iglesia de San Miguel de los Octoes. Durante el incendio de la plaza Mayor de 1760, también se quemó esta iglesia, salvándose únicamente el tabernáculo de piedras finas y bronces, realizado en Roma. En la actualidad se encuentra colocado en la iglesia de San Justo y Pastor, que acogió también el título y la feligresía de la quemada.
Después del incendio no se realizó ninguna nueva construcción , quedando un solar denominado Plazuela de San Miguel, convertida posteriormente en mercado de comestibles.
Desde esta misma plaza podemos entrar en la Plaza Mayor. Su distribución actual procede de la reconstrucción realizada por Juan de Villanueva, a finales del sigloXVIII, tras el incendio de 1790, que arrasó el conjunto anterior.
El arquitecto cerró la plaza, creando grandes arcos de medio punto en la embocadura de las calles que confluían en la plaza, construyendo edificios encima. La altura de todos ellos se igualó con la de la Casa de la Panadería. Cambió la madera anterior por piedra, para evitar nuevos incendios y diseñó una fachada única para todo el conjunto.
La Casa de la Panadería, que se salvó del fuego en el incendio de 1790, fue construida en 1672, sobre el solar que había ocupado la anterior, que se quemó en un incendio en 1590.
La fachada, con bonitas torres y capiteles, fue pintada con frescos de José Jiménez Donoso, a finales del siglo XVIII. Reproducen mitologías y guirnaldas, así como bustos de escritores madrileños de la primera mitad de ese siglo.
Hasta hace poco tiempo albergó el Archivo Histórico de la Villa. Los techos de la escalera y diversos salones fueron pintados a medias por Claudio Coello y Donoso. En la actualidad sólo se conserva la bóveda del Salón Real, con una alegoría de Virtudes.
Esta casa debe su nombre a haber sido almacén de pan durante mucho tiempo.
La Casa de la Carnicería, situada al otro lado de la plaza, debe su nombre a haber sido almacén de carne. Fue acabada en 1631 y está integrada en el conjunto de Villanueva. En la actualidad, con su interior completamente restaurado, acoge dependencias de la Junta Municipal del distrito de Centro.
La estatua de Felipe III, procedente del palacete de la Casa de Campo, ocupa el centro de la plaza. Fue dibujada y vaciada en bronce por Juan de Bolonia, aunque la terminó Pietro Tacca. Estaba instalada sobre una monumental escalera con pedestal, obra de Sánchez Pescador.
Junto a esta plaza, saliendo por la calle Atocha, nos encontramos con el edificio del Ministerio de Asuntos Exteriores, que en origen fue Cárcel de Corte. Fue construido por Gómez de Mora, por mandato del rey Felipe IV. Sobre el modelo del palacio de Uceda se añadió un patio doble de columnas toscanas y arcos de medio punto, unidos e interrelacionados por una impresionante escalera central. Ambos patios comparten una grandiosa portada de piedra, de la misma altura del edificio: sus siete espacios le confieren aspecto de retablo, majestuoso y pétreo que destaca junto a los muros de ladrillo rojizo.
Tiene dos pisos, con tres huecos cada uno y un ático central, que ocupa un enorme escudo de Felipe IV, tallado por Sebastián Herrera Barnuevo. Sobre este escudo se encuentra una escultura del Ángel Custodio, de factura posterior.
En cuanto al interior del edificio, que estuvo dedicado a la administración de la justicia, lo conformaban los despachos correspondientes a los alcaldes de la Casa y Corte, que oficiaban como jueces.
La cárcel propiamente dicha ocupaba la parte trasera del edificio.
La última remodelación fue hecha por Pedro Muguruza, en los años posteriores a la Guerra Civil.
Volvemos a entrar a la Plaza Mayor, para salir por la misma puerta por la que accedimos en principio y, bajando por la calle Mayor, llegamos inmediatamente a la Plaza de la Villa, donde se encuentran el Ayuntamiento de Madrid, la Torre de los Lujanes y la Casa de Cisneros.
Casa de la Villa
La plaza de la Villa era antiguamente llamada de San Salvador, por existir allí una iglesia del mismo nombre, derribada en el siglo XIX. En una sala de esta iglesia, situada encima del pórtico, tuvieron lugar hasta el siglo XVII las reuniones del Concejo de la Villa.
Esta plaza fue “remodelada” por el rey Enrique IV; su proyecto pretendía concentrar en esta zona las principales funciones ciudadanas: gobierno municipal, mercado, festejos, etc.
La realidad es que, con la llegada de la Corte a nuestra ciudad, todas estas actividades se desarrollaron alrededor de la Plaza Mayor, quedando la de la Villa para las propias del Concejo.
El edificio más importante de esta plaza es la Casa de la Villa o Ayuntamiento. Se levantó sobre el solar que ocupaban las casas de Juan Acuña después de que el Consejo de Castilla lo autorizara en 1629. También se encontraba aquí la Alhondiga, que desde 1497 pasó a ser Cárcel de la Villa y vivienda del Corregidor
El proyecto se encargó al maestro mayor de la Villa, Juan Gómez de Mora, a partir de 1644. Consistía en un rectángulo alargado, con dos grandes y elegantes torres en los ángulos.
Las características arquitectónicas son las correspondientes a las del Madrid de los Austrias: muros de ladrillo visto, granito para los cimientos, dinteles, esquinas y cornisas. Los tejados y las torres están cubiertas por pizarra. Las fachadas están salpicadas de escudos.
El edificio tiene dos portadas dado que, en origen, tenía una doble función: de cárcel y Concejo. Su decoración se debe a José del Olmo y Teodoro Ardemans. Este último, también decoró el Patio de Cristales.
La distribución de las estancias se hace alrededor del mencionado patio, de donde parte también la escalera de Honor.
Posee bellos salones, destacando los de Goya, que fue Salón Real, y de Plenos, con una impresionante bóveda decorada por Antonio Palomino.
La capilla posee frescos del mismo autor. En la actualidad es un despacho, y está pendiente de ser restaurada.
En el centro de la plaza se encuentra el monumento a D. Avaro de Bazán, triunfador de Lepanto. La escultura es de Mariano Benlliure.
Cruzando la plaza llegamos a la calle Sacramento. A la derecha, podemos ver la Casa de Cisneros. Esta casa fue construida por D. Benito Jiménez, sobrino del Cardenal Cisneros, en la primera mitad del siglo XVI, en el lugar donde se encontraban con anterioridad las Carnicerías Viejas.
Casa de los Lujanes
Finalmente, podemos hablar de la Casa de los Lujanes. Está formada por dos edificaciones del siglo XV, mandadas construir por D. Alvaro de Luján. (en la torre de una de ellas se situó erróneamente la prisión del rey francés Francisco I).
Estos edificios constituyen una de las mejores muestras del estilo mudéjar. Están construidas en ladrillo, alternando con bandas horizontales de mampostería (mezcla de piedra de pedernal y argamasa). Las cornisas son de madera, material utilizado en la construcción madrileña hasta el siglo XIX. Dos de las puertas están hechas a base de un arco de herradura, típico de la arquitectura mudéjar. Sin embargo, la portada principal es típicamente castellana, con grandes dovelas de piedra y tres pequeños arcos en su borde superior. Está decorada con el escudo familiar, repetido tres veces.
Iglesia de San Pedro
Continuamos por la calle de San Justo, donde se encuentra la iglesia de San Justo y Pastor, hoy basílica pontificia de San Miguel, a la que hemos hecho referencia en párrafos anteriores. A la derecha tenemos la calle del Nuncio, por la que nos dirigimos a la iglesia de San Pedro. Lo más antiguo que queda de esta iglesia es el campanario, de mediados del siglo XIV. Es una típica torre mudéjar toledana, construida en ladrillo, con características románicas. Tiene ventanales de medio punto, alargados, en lo alto del campanario. Son de doble arco por cada lado de la torre, rematados por una fila de dientes de sierra. La cubierta de esta torre es de teja a cuatro aguas. En este campanario se encontraba en el medievo la “campana para conjurar los nublados”, que desapareció entre los siglos XVII y XVIII.
El resto de la iglesia que podemos ver en la actualidad pertenece a la época de los Austrias, aunque conservando en su conjunto su sabor medieval.
Por la calle de San Pedro llegamos a la Plaza de la Paja, la más popular y espaciosa del Madrid medieval. En este lugar depositaban los diezmos los campesinos de la zona, con destino al párroco de San Andrés. Al fondo de esta plaza se encuentra la iglesia de San Andrés, cuya construcción primitiva se remonta al siglo XIII, aunque ha sido muy modificada. En la Baja Edad Media fue considerada la principal iglesia de Madrid, quizá porque en su interior se conservaban los restos de San Isidro Labrador. En 1520 se construyó una gran capilla, unida a esta iglesia, para que sirviera de panteón a la familia Vargas, patronos del santo madrileño. Esta capilla, conocida como la Capilla del Obispo, fue terminada en 1535 y pertenece al gótico tardío español. Consta de una única nave, cubierta de grandes bóvedas de crucería, que conduce al presbiterio, cerrado por un ábside de cinco lados. Es estilo del retablo y de los sepulcros del obispo y de sus padres pertenece al Renacimiento, siendo obra de Francisco Giralte.
Iglesia de San Andrés
Al sur de la iglesia de San Andrés, con motivo de la canonización de San Isidro, se levantó la capilla de San Isidro, de estilo barroco, realizada en piedra y ladrillo, con una gran cúpula de pizarra sobre un tambor de ladrillo ornamentado con esculturas de santos españoles en piedra blanca. La cabecera de esta capilla da a la Plaza de los Carros, que debe su nombre al hecho de que solían dejar aquí sus carros los campesinos que venían a Madrid. Junto a esta plaza se encontraba la Puerta de Moros, levantada junto con una muralla por los cristianos en el siglo XII para delimitar la Morería. También se encuentra aquí el Museo de San Isidro, que acoge en su interior la historia de Madrid, desde el paleolítico hasta la época de los Austrias.
Por la plaza del Humilladero, situada junto a la anterior, y a continuación por la de la Cebada, llamada así porque desde su principio estuvo dedicada al comercio de granos, tocino y legumbres, llegamos a la calle de Toledo. A la izquierda, en la acera de enfrente, se encuentra la Catedral de San Isidro, sede episcopal de Madrid hasta la consagración de la Almudena.
Esta iglesia se construyó entre 1626 y 1651, siendo dirigidas las obras por el jesuita Francisco Bautista. El rey Carlos III dispuso dedicarla al patrón de Madrid, trasladando allí sus reliquias.
Sus bóvedas acogieron los restos de los héroes del 2 de mayo desde 1814 hasta 1841, fecha en que fueron trasladados al monumento levantado en el paseo del Prado.
Si coincide que es domingo el día en que realizamos el paseo, podemos terminarlo yendo por la calle Estudios hasta la plaza de Cascorro, inicio de la Rivera de Curtidores, donde se instala el Rastro todas las semanas.






El Rastro, nombre con el que originariamente se conocía todo el distrito, se denominaba así porque desde tiempos remotos estuvieron situados allí los mataderos y las tenerías o fábricas de curtidos. “Rastro” era el que dejaban los animales arrastrados desde el matadero a las carnicerías de la zona.

ALGO DEL PAÍS DE LOS CATAROS Y ALGO MÁS

El catarismo fué una religión evangélica con una práctica muy sencilla: su idea fundamental era la existencia de dos principios supremos y enfrentados: el Bien y el Mal. Su fin último era el deseo de perfección, por lo que sus sacerdotes se llamaban "perfectos".

La Iglesia cátara tuvo su origen en el Languedoc (sudeste de Francia), y se expandió a lo largo de los siglos XII y XIII por el resto de la Francia actual y el norte de Italia, fundamentalmente.

Si hago esta introducción es porque el itinerario que os voy a proponer incluye la visita a alguno de los restos de los castillos construidos en aquella época y a sus ciudades emblemáticas.

Se puede acceder por cualquier puesto fronterizo desde Andorra hasta Gerona. Este itinerario se inicia en Andorra y volveremos a entrar en España por Cataluña.

La mayor parte del camino se hace por carreteras secundarias, aunque en algún momento puedan utilizarse autopistas.

Respecto al alojamiento, existen varias cadenas de hoteles en Francia (Campanille, Ibis, etc), con buenos precios y aparcamiento propio. Están situados normalmente en los polígonos industriales de muchas ciudades. Durante el verano es conveniente hacerse con una habitación a primera hora de la tarde, porque hay bastante demanda.

Para indicar donde existen estos hoteles utilizaré un asterisco (*) junto al nombre del pueblo en el que se encuentran ubicados.

En cuanto a la comida, podemos encontrar restaurantes en las ciudades que visitemos.

Entramos en Francia desde Andorra, por Pas de la Casa. Nos dirigiremos a Toulouse pasando por Ax-les-Thermes, Tarascón ( que es un pueblo muy pintoresco, con un pequeño castillo) y Foix. Aquí podemos desviarnos ligeramente, en dirección a Lavelanet para contemplar el castillo de Montségur.

El castillo de Montségur, fué construido por los cátaros a principios del siglo XIII, sobre las ruinas de una antigua fortaleza y llegó a albergar hasta 400 personas, etre profesos, creyentes y soldados.

Este castillo, del que en la actualidad sólo quedan algunas ruinas, encierra el episodio más trágico de la historia del pueblo cátaro: en el año 1244 fué tomado después de un asedio de más de diez meses, y 225 "perfectos y perfectas" murieron en la hogera por no abjurar de su credo.

Volvemos sobre nuestros pasos para dirigirnos a Toulouse (*) y, desde aquí, a Albí.

Albí (*) es una ciudad monumental, situada a orillas del río Tarn. Toda ella, las casas, los puentes, los palacios, su impresionante catedral, están construídos con ladrillo rojo, fabricado con la arcilla de las márgenes del río.

La construcción de la catedral se inició a finales del siglo XIII y concluyó dos siglos después. Es de estilo gótico, con una única nave, rodeada de capillas. En el centro se encuentra el jubé ( galería de separación entre el presbiterio, reservado al clero, y la nave donde se situaban los fieles), que es uno de los más suntuosos de los que se conservan. Merece la pena contemplar las pinturas de su bóveda y el mural del Juicio Final.

Además, podemos visitar en esta ciudad el palacio de Berbie, antigua sede episcopal, que en la actualidad acoge al Museo Toulouse Lautrec( nacido en esta ciudad en 1846) y pasear por el casco antiguo. A continuación, nos dirigiremos a Rodez.

Rodez (*) es una ciudad construída junto al río Aveyron, en la que se pueden diferenciar la villa religiosa (la Cité) de la civil (el Bourg), teniendo en tiempos cada una de ellas sus propias murallas.

Merece la pena visitar la catedral de Notre-Dame (s.XIII-XV), de estilo gótico, en la que destaca sobre todo su magnífico campanario, construído en el siglo XVI, sobre una torre del siglo XIV.

En esta zona es donde se produce el queso de Roquefort, que podremos adquirir en cualquier comercio.

Desde aquí, por Mende, nos iremos a Le Puy-en-Velay.

Le Puy-en-Velay, es una ciudad situada en el valle del Loira y su llamativo paisaje tiene su origen en la actividad volcánica de la Era Terciaria.

El Rocher Corneille es un fragmento de un volcán, que sirve de base a una estatua de Notre-Dame-de-France. Dispone de una terraza que nos permite contemplar el extraordinario paisaje de la ciudad.

Al lado se encuentra el Rocher Saint Michel, ubicado en la chimenea del volcán, a cuya cima se accede por una escalinata. La capilla allí construida (s.XI) tiene su origen en un templo carolingio.

Además visitaremos la Catedral (s.V) edificada sobre las ruinas de un templo romano, con una escalinata monumental. En su interior podemos contemplar sus cúpulas, las puertas que dan acceso a dos capillas laterales y, sobre todo, el claustro.

Finalmente pasearemos por la ciudad vieja, de arquitectura austera.En el siglo XVIII se convirtió en punto de partida de uno de los Caminos de Santiago.

En este punto iniciamos la vuelta y por Valence, Montélimar y Orange nos dirigimos a Avignon.

La ciudad de Avignon (*) está construida a orillas del rio Ródano y es sobre todo conocida porque durante parte de los siglos XIV y XV fue sede papal.

La parte antigua de la ciudad está amurallada y en su interior se encuentran el Palacio de los Papas y la Catedral.

El Palacio de los Papas está formado por el Palacio Viejo, iniciado en 1334 por el papa Benedicto XII ( de carácter sobrio y cuyo fin primordial era la guarda del tesoro y los archivos de la Iglesia), y el Palacio Nuevo, que realmente es una ampliación del primero y fue iniciado por el papa Clemente VI.

Merece la pena contemplar el puente Saint-Bénézet, construído en el siglo XII, y que fue el primer puente de piedra construido sobre el Ródano.

Al otro lado del río se encuentra la ciudad de Villeneuve-Lès-Avignon, llamada también la ciudad de los cardenales, ya que fue donde se instalaron los prelados en la época papal.

A escasos kms. nos encontramos la ciudad de Nîmes (*), que es una ciudad ya conocida en la época romana, y de entonces data la Maison Carrée, que es un templo romano del siglo I a. C.. muy cuidado y, sobre todo el Arènes, que es el anfiteatro romano mejor conservado. En la actualidad se utiliza como plaza de toros, a los que son muy aficionados sus habitantes.

A unos treinta kms. y en la costa se encuentra Aigues-Mortes. Es una ciudad de carácter marcadamente feudal, protegida tras sus murallas por las marismas, lagunas y salinas que la rodean. La construcción de esta ciudad se inició en 1245, a instancias de San Luis, con el fin de potenciar los intercambios comerciales entre los habitantes de la zona y los genoveses en el Mediterráneo.

En la actualidad, además del conjunto de la ciudad destacan sus murallas, construidas a lo largo del siglo XIII, y la torre de Constance( iniciada en 1241), mitad fortaleza mitad faro, ya que el mar se encontraba entonces a escasa distancia. Su puerto fue en aquella época el más importante de la zona en el Mediterráneo.

Después nos dirigimos a Montpellier y de aquí, por Beziers y Narbonne, a Carcasonne.

Carcasonne (*) es una ciudadela medieval muy bien conservada. La antigua fortaleza tiene dos murallas, con diversas torres y estrechas callejuelas que nos hacen creer que nos encontramos en aquella época . Su origen se remonta al siglo II de nuestra era, aunque su restauración se ha efectuado en el siglo XIX.

La vista de la ciudadela, desde la otra orilla del río es impresionante.Dentro de la ciudad podemos recorrer el castillo condal, con un museo de lápidas con esculturas, pinturas murales y sarcófagos; además es interesante visitar la catedral de Saint-Nazaire-et-Saint-Celse y sobre todo el Museo de la Inquisición, realmente curioso.

Desde Carcasonne nos dirigimos a Quilan. Cerca de esta localidad, en St. Martin-Lys, se encuentran el desfiladero de Pierre Lys y las grutas de St. George.

Tomando la carretera que nos conduce a Perpignan, a la derecha podemos contemplar las ruinas de los castillos de Puilaurens y Fenovillet. Más adelante, a la altura de St. Paul de Fenouillet, nos encontramos a la izquierda el castillo de Peyreperteuse.

El castillo de Peyrepertuse es el más espectacular, ya que se trata de una construcción de más de 300 metros de largo. Son dos edificaciones diferentes, situadas en el mismo promontorio rocoso.

El castillo inferior perteneció desde 1162 a los reyes aragoneses, y permaneció ajeno a las revueltas cátaras. En 1240 fue tomado por las tropas francesas, convirtiéndose a partir de este momento en una plaza fuerte francesa, frente al Rosellón español.

El castillo situado al oeste fué construído, probablemente, por Felipe El Atrevido. De este castillo quedan vestigios de la cisterna y la capilla.

A continuación, a la altura de Maury podemos contemplar el castillo de Queribus; continuamos hacia Perpignan y de aquí a la frontera de la Junquera.