lunes, 14 de abril de 2014

sábado, 20 de diciembre de 2008

un largo fin de semana en estambul

Estambul es especial por muchos motivos, empezando por su ubicación, ya que se asienta en tres localizaciones perfectamente delimitadas por el agua: la Estambul europea antigua, donde se encuentran la mayor parte de los monumentos significativos de la ciudad; al otro lado del Cuerno de Oro, la Estambul europea moderna: zona comercial, donde se ubican la mayor parte de los hoteles de lujo, los comercios más importantes, etc. Enfrente de ésta, al otro lado del mar Bósforo, se encuentra la Estambul asiática, que es en la actualidad la zona de expansión de la ciudad, donde viven la mayor parte de sus habitantes.
Hasta hace poco tiempo, el traslado de la zona europea a la asiática y viceversa, se realizaba a través de ferrys, puesto que los dos puentes que las unen se han construido en los años 90 del siglo pasado.
Entre las dos zonas europeas existen varios puentes. Quizás el mas conocido sea el Puente Gálata, que en la actualidad es una reconstrucción del anterior que era de madera y sufrió un incendio hace no demasiados años. Ya que estamos aquí, os diré que en la parte inferior del puente hay varias cafeterías con terraza, donde se puede tomar un café turco disfrutando de un paisaje bonito y relajante.
Los hoteles que nos ofrecen las agencias de viajes se encuentra ubicados preferentemente en la Estambul europea, tanto en la zona antigua como en la moderna. Los hoteles de ésta última son mas lujosos, pero en la zona antigua estamos mas cerca de la mayor parte de los monumentos que vamos a visitar.
Antes de nada, quiero hablar de cuatro temas importantes: transporte, comida, vestimenta y moneda. Respecto al primero, existen numerosas lineas de autobuses en la ciudad, y los taxis tienen un precio razonable. Los billetes de tranvía se compran habitualmente en taquillas instaladas cerca de las paradas. El autobús se paga en el interior, bien sea al cobrado o, si no lleva, al conductor.
En cuanto a la comida, hay multitud de restaurantes en la ciudad. Los precios son, en general, muy baratos. Muchos son de autoservicios, y podemos elegir lo que vamos a comer sin pasar por una carta.
La moneda oficial es la lira turca. Su equivalente en euros es, aproximadamente, 1 euro= 1.650 liras (depende del cambio). Siempre aconsejan cambiar poco dinero a esta moneda, ya que muchos pagos pueden hacerse con tarjeta de crédito o, incluso, con euros.
Finalmente, dado que muchas de nuestras visitas van a ser al interior de las mezquitas, no debemos olvidar, las mujeres, un pañuelo para cubrir la cabeza cada vez que entremos en ellas. Como hay que descalzarse antes de entrar, no sobra un par de calcetines en la mochila para el momento




PRIMER DÍA
El primer día podemos empezar el recorrido por la zona antigua. Si nuestro hotel se encuentra aquí, nos dirigiremos a la Ordu caddesi (calle): es la arteria central de esta zona y fácil de distinguir, puesto que por ella discurre una línea de tranvía .
Tomando éste tranvía o andando (es un paseo de una media hora), nos dirigimos al Sultan Ahmet Parki. Una vez allí nos encontramos, a la derecha, la Mezquita Azul y el Hipódromo. A la izquierda, Santa Sofía y la Basílica Cisterna.
Mezquita Azul y Santa Sofía
La Mezquita Azul, quizás la mas famosa de la ciudad, debe su nombre al color de los azulejos que cubren sus paredes interiores. Data de principios del siglo XVII.
Saliendo de esta mezquita por la puerta frontal de su patio, nos encontramos en el Hipódromo, donde se ubican tres monolitos: el obelisco de Dikilitas, la Columna Serpentina y la Columna de Constantino VII.
Desde aquí, nos dirigimos nuevamente a los jardines de Sultán Ahmet y, cruzando la calle nos encontramos de frente con la Basílica de Santa Sofía. Antes de llegar, a la izquierda, está la Basílica Cisterna. Es un monumento muy curioso: un bosque de columnas que conformaban un depósito de agua subterráneo, que fue terminado en el siglo VI. (Hay que pagar entrada).
entrada basílica cisterna
A continuación nos dirigimos a Santa Sofía. Aquí se puede realizar una visita a la zona inferior y otra a la superior. El precio es diferente y podemos comprar una o las dos entradas. Esta basílica bizantina se construyó a lo largo del siglo VI.
Saliendo de la basílica, por la izquierda, nos dirigimos a la Babihumayun caddesi, que termina en la Puerta Imperial (Bab-i Hümayun) por donde entramos al recinto del Palacio de Topkapi.
Palacio de Topkapi
La visita del Palacio de Topkapi puede durar varias horas. Si queremos hacer una visita completa, tendremos que comprar tres entradas: una para el Palacio, otra para el Harem y otra para el Tesoro.
La visita del Harem es guiada y el último pase se realiza a las 16 horas, por lo que conviene comprar la entrada nada mas llegar al recinto.
Además de estos tres recorridos, podemos visitar la Biblioteca, situada en el centro de los jardines, y las cocinas, a un lado. También se encuentra dentro del recinto la iglesia de Santa Irene.
El restaurante abierto en el interior del palacio tiene un precio asequible y desde sus ventanales y terrazas se puede disfrutar de una bonita vista del mar de Mármara (que conecta el mar Mediterráneo con el Bósforo y el mar Negro).



SEGUNDO DÍA
El segundo día podemos continuar nuestra visita por esta misma zona de la ciudad (Estambul europea antigua).
Es conveniente por la distancia , ya que se encuentra a unos 5 Km, del centro, tomar un taxi para dirigirnos a la colina de Pierre Lotí. Esta colina se encuentra situada al fondo del Cuerno de Oro, y debe su nombre a que era el lugar preferido del escritor francés. El precio del taxi no es excesivo aunque, si el coche no lleva taxímetro es conveniente concretar el precio con el conductor antes de iniciar el trayecto. Esto sirve para siempre que queramos utilizar un taxi.
vista del Cuerno de Oro
Desde esta colina se disfruta de una magnífica vista del Cuerno de Oro y de parte de la ciudad.
Atravesando el cementerio que cubre la colina, llegamos a la Eyüp Camii, construida en el siglo XIX. Dentro del recinto de esta mezquita se encuentra el santuario de Eyüb al-Ansari, de quien se cree que fue un portaestandarte del profeta Mahoma, muerto durante el primer sitio de Constantinopla en 688.
niño en la mezquita
Es un centro de peregrinación musulmán al que se dirigen los domingos los niños que acaban de ser circuncidados y las parejas de recién casados, para recibir la bendición del imán. Por este motivo, debemos cuidar especialmente nuestro comportamiento y aspecto, para no ofender las sensibilidades autóctonas.
A la salida del recinto podemos tomar otro taxi para que nos lleve al Museo Kariye, ubicado en la iglesia de San Salvador en Chora (s XI), que contiene 100 de los mejores mosaicos bizantinos del mundo.
mosaico en San Salvador en Chora 
Desde aquí, subiendo por la Salma Tomruk caddesi, tomamos a la derecha la Fevzi Pasa cad. Y nos encontramos la mezquita de Mihrimah Sultan, construida por Sinan en 1565, para la hija de Solimán el Magnífico. Tiene cristaleras de colores y, por ello, es muy luminosa.
Para visitar la iglesia de San Jorge (Patriarcado Ortodoxo) bajamos por la Fevzi Pasa caddesi hasta la Yavuz Sleim, que recorreremos hasta la última bocacalle. Al fondo, nos encontramos con esta iglesia. Hay que buscar la entrada, porque el recinto está cerrado por un muro bastante alto, que no deja ver el interior.
Volvemos por la callelYavuz Sleim hasta el cruce con la Darüssafaka caddesi, que tomamos a la izquierda, hasta desembocar en la Fatih Cami, complejo construido por Mehmet el Conquistador en 1463, en cuyo cementerio está enterrado. Esta mezquita se construyó en el lugar que ocupaba la iglesia de los Santos Apóstoles (s. VI), utilizando sus columnas.
Dentro del recinto se construyó una escuela, precursora de la Universidad, donde se formaban los futuros clérigos y jueces.
Esta mezquita, sobre todo los domingos, es muy visitada por familias de musulmanes más o menos integristas, por lo que conviene ser discretos si coincidimos en uno de esos días.
Saliendo del recinto por el extremo opuesto al que hemos entrado, por la Büyük Karaman cad. Llegamos a los jardines de Sarachane Parki, donde se encuentra la mezquita de Sehzade. A la izquierda, podemos ver el Acueducto romano de Valente, que traía el agua desde los bosques que llegan a la frontera con Bulgaria.
Continuamos por la Sehzadebasi cad.; en el cruce con la Mart Sehiteri cad., tomamos ésta hasta el final, donde se encuentra la mezquita de Suleimán el Magnífico. Antes de llegar, a la derecha, vemos unos muros bastante altos: corresponden al recinto de la Universidad de Estambul.
Es una de las mezquitas mas impresionantes de la ciudad, por su ubicación, tamaño y contenido: se cree que las columnas del patio son las que correspondían al palco real del Hipódromo. Las cerámicas, vidrieras y caligrafía de las cúpulas merecen la pena.
En su cementerio se encuentran las tumbas de Solimán, de su esposa Roxelana y del arquitecto de la mezquita, Sinban.
El barrio que rodea el recinto es, en la actualidad, eminentemente estudiantil, por lo que abundan los cibercafés, restaurantes, bares etc.
Saliendo por la Sami Onar cad. Tomamos a la derecha la Fuat Pasa caddesi y, casi al final de la calle, a la izquierda, tenemos una de las entradas del Gran Bazar. Con un paseo por el mismo, y las correspondientes compras, podemos terminar el día.
Gran Bazar
Si no estamos muy cansados, cruzando la Yeniçeriler caddesi y bajando por la Gedikpasa cad. Llegamos a la avenida Kennedy, donde se encuentra el puerto de pescadores bizantino de Kumpaki, famoso por sus puestos de venta de pescados y sus marisquerías, situadas al otro lado de la avenida.
TERCER DÍA
Este último día vamos a cruzar el Cuerno de Oro por el puente Gálata. Para llegar aquí podemos tomar el tranvía hasta el final de trayecto (Eminonü).
Al bajar del tranvía, a nuestras espaldas, se encuentra la mezquita de Yeni y, al lado, el Bazar de las Especias, que merece la pena visitar y, de paso, comprar unos cuantos pistachos (el fruto seco más típico de Turquía).
Al cruzar el puente nos encontramos una pequeña plaza de la que salen varias calles; tomamos a la derecha una bastante amplia, la Kemeralti caddesi y, a unos dos kilómetros más o menos, nos encontramos a la derecha la mezquita de Dolmabache, a la orilla del Bósforo; a continuación se encuentra el Palacio del mismo nombre.
Ciragan Sayari
Este palacio (1853), es uno de los cuatro construidos en las orillas del Bósforo a lo largo del siglo XIX, para residencia de los sultanes otomanos. Aunque la zona del harén es bastante discreta, el resto del palacio es muy ostentoso. Tiene 285 habitaciones, 43 baños y el salón del trono más grande de Europa, con una cúpula de 35 metros de donde cuelga una araña de cristal que pesa 4.000 Kgs.
Otro de los palacios construidos en esta orilla del Bósforo, el Ciragan Sayari, ha sido convertido en un hotel de superlujo, destinado principalmente a centro de reuniones.
Si continuamos por la misma calle, un poco mas adelante nos encontramos, a la derecha la tumba de Barbarroja y, enfrente, su correspondiente mezquita.
Mezquita de Barbarroja
A unos tres kms, de aquí, en la plaza de Ortaköy, hay una pequeña mezquita casi metida en el agua, muy bonita. La plaza es, en la actualidad, centro de reunión de artistas, bohemios y estudiantes.
Mezquita en Ortaköy
Tomamos un taxi para, retrocediendo, dirigirnos a la plaza de Taksim, que es una gran plaza moderna, en la que se ubica la zona de congresos de la ciudad y un gran centro cultural, con la mayor sala de conciertos de Estambul.
En esta plaza termina su recorrido uno antiguo tranvía que circula por la Istiklal caddesi, una calle peatonal muy comercial y en la que se encuentran instalados numerosos consulados (entre ellos, el español), así como varias iglesias católicas.
De esta calle salen numerosas callejuelas, en las que abundan los pequeños restaurantes y bazares. El callejón mas famoso es el Cicek Pasaji, aunque también son conocidos el pasaje Sirio, el Aleppo y el Cité Roumelie.
En sus cercanías se encuentra el hotel Pera Palas, que se construyó al mismo tiempo que el ferrocarril París-Estambul (Orient Express), y que ha tenido huéspedes ilustres a lo largo de su historia. Durante bastante tiempo fue el único hotel donde se podían alojar los extranjeros en esta ciudad.
Al final de esta calle peatonal se encuentra la entrada a la estación de metro, una línea con dos únicas paradas, que nos puede bajar a las inmediaciones del puente Gálata.
Torre Gálata
Pero si hacemos el trayecto andando, en el camino nos encontramos con la Torre Gálata, uno de los monumentos emblemáticos de la ciudad, construida por colonos genoveses en 1348. Se puede subir hasta la última planta en ascensor, y desde la terraza exterior tenemos una magnífica vista panorámica de la ciudad.
Si continuamos bajando, llegamos a la Karakoy Meydani, continuando hacia el puente Gálata para cruzar al otro lado de la ciudad europea (recuerda que bajo este puente puedes tomar un café mirando al mar.
Junto a este puente se encuentra el embarcadero del que parten los transbordadores que recorren el mar Bósforo hasta la desembocadura del mar Negro.
Mar Negro desde el Bósforo
Las agencias de viajes nos ofrecen cruceros por este mar, visitando algún pueblecito de pescadores y alguno de los palacios que se encuentran en sus orillas. Cuando el tiempo del que disponemos es limitado, merece la pena contratar esta visita ya que, aunque el precio es algo caro, tiene la ventaja de recorrer mas lugares en menos tiempo. También existe la posibilidad de tomar el transbordador por nuestra cuenta y bajar y subir en cada una de las paradas que hace el barco a lo largo de su recorrido.

lunes, 16 de julio de 2007

PASEOS POR MADRID

Desde la Glorieta de Carlos V a la Plaza de Colón
Este paseo se inicia en la Glorieta de Carlos V, más conocida como de Atocha, por encontrarse en la misma la estación ferroviaria de este nombre.
Por el Paseo del Prado se llega, primero, a la Plaza de Cánovas del Castillo (Neptuno), y luego a la Plaza de Cibeles.
A partir de aquí, la calle cambia de nombre, pasando a ser el Paseo de Recoletos, hasta la plaza de Colón. En este punto comienza el Paseo de la Castellana.
El itinerario que se propone comienza por la acera de la derecha, hasta la plaza de Colón y, una vez aquí, hay que cruzar para volver por la acera contraria.
En la glorieta de Carlos V se encuentra, en primer lugar, la Estación de Atocha.
La estación actual se construyó entre 1890 y1892, con proyecto de Alberto Palacio, en el solar donde en 1851 se había construido la primitiva, que sufrió un incendio en 1863. Consta de una gran nave central de arquitectura en hierro y cristal, que cubre vías y andenes, y dos pabellones laterales de ladrillo.
Cruzando el paseo de la Reina Isabel II, se encuentra el edificio del Ministerio de Agricultura. Fue proyectado por Ricardo Velásquez Bosco y los grupos escultóricos que lo coronan fueron realizados por Agustín Querol con posterioridad.
Cuesta de Moyano
La primera calle que sale a la derecha, la Cuesta de Moyano, es muy conocida por las librerías "de viejo" que ocupan las casetas de madera situadas en la acera de la izquierda.
En la parte superior de esta calle se encuentra el Observatorio Astronómico, construido y sufragado por el arquitecto Juan de Villanueva.
La estatua de Claudio Moyano, al inicio de la calle, es también obra de Agustin Querol.
Desde aquí se inicia el recorrido por el Paseo del Prado.
En el siglo XVII, el Paseo del Prado estaba dividido en tres zonas: el Prado de Nuestra Señora de Atocha (entre las actuales glorieta de Carlos V y la plaza de Cánovas del Castillo), el Prado de San Jerónimo (entre Cánovas del Castillo y Cibeles) y el Prado de Recoletos (entre Cibeles y Colón).
Durante el reinado de Carlos III se produjo aquí una gran transformación, sobre todo en la parte central, donde se construyó el Salón del Prado para cubrir el arroyo del Abroñigal que venía desde la actual Plaza de Castilla. En uno de los extremos se instaló la fuente de Neptuno, obra del escultor Juan Pascual de Mena, sobre proyecto de Ventura Rodríguez, en el centro la fuente de Apolo, también conocida como de las Cuatro Estaciones, realizada por los escultores M. Alvarez y A. Bergaz, entre 1777 y 1803. Finalmente, en el otro extremo se instaló la fuente de la Cibeles. Esta fuente, labrada inicialmente para ser instalada en la Granja de San Ildefonso, fue proyectada por Ventura Rodríguez, en 1777. Es obra de Francisco Gutierrez y Robert Michel, finalizada en 1792.
Entrada del Jardín Botánico
La verja que se encuentra a la derecha corresponde al Jardín Botánico, con su entrada principal, aunque el acceso se realiza en la actualidad por el otro extremo, frente a la entrada sur del Museo del Prado.
El Jardín Botánico fue creado en tiempos del rey Carlos III. Proyectado por Juan de Villanueva, se construyó entre 1774 y 1781.
Las fuentes instaladas entre este Jardín y el Museo del Prado se llaman las Cuatro Fuentes del Prado, y son todas iguales. Datan de finales del s. XVIII y su autor fue Ventura Rodríguez. El monumento que se encuentra entre la entrada del Botánico y la fachada sur del Museo del Prado, realizado por Sabino Medina, está dedicado a Bartolomé E. Murillo, siendo replica de otro existente en Sevilla.
Entrada Museo del Prado
El Museo del Prado, que en principio estaba destinado a ser Museo de Ciencias Naturales, es obra de Juan de Villanueva. Comenzó su construcción en 1775 y se finalizó en 1811. Ha sufrido varias reformas y restauraciones a lo largo de la historia, sobre todo en la fachada norte. La última ampliación, que alcanza el Claustro de la Iglesia de San Jerónimo el Real, data de los primeros años de este siglo.
Iglesia de los Jerónimos
Esta iglesia, junto con su Claustro, son los únicos restos del Monasterio de los Jerónimos que sirvió como cuarto real (lugar al que se retiraban los reyes en las solemnidades de la Iglesia o para su recogimiento) desde la época de Enrique IV de Castilla. El patronato real fue ejercido hasta 1878, año en que se segregó y convirtió en parroquia. Parcialmente destruido durante la Guerra de la Independencia, su reconstrucción fue promovida por el rey consorte Francisco de Asís, en el año 1848, terminando la misma en 1884. Los relieves de su portada fueron realizados por Ponciano Ponzano.
Tomando la calle de Ruiz de Alarcón, hacia la izquierda, y en su cruce con la de Felipe IV se encuentran, en primer lugar, el edificio que alberga la Real Academia de la Lengua(1894), obra de Miguel Aguado de la Sierra y, al fondo, el Casón del Buen Retiro.
Este último edificio (llamado también Salón de Baile), junto con el situado a su izquierda, que alberga el Museo del Ejército (antiguo Salón de Reinos), pertenecían al conjunto que formaba el Palacio del Buen Retiro.
Ya que nos encontramos aquí, podemos hablar un poco del Retiro.
Para construir el palacio al que he hecho referencia, se utilizaron terrenos que pertenecían a la huerta de los Jerónimos y se extendía desde las cercanías de la Iglesia de los Jerónimos hacia arriba.
La fundación de este real sitio comenzó hacia 1631, con la construcción de una casa llamada Gallinero, varios jardines y el estanque grande.
La edificación del palacio se realizó durante el reinado de Felipe IV y bajo la dirección del Conde-Duque de Olivares.
Fue inagurado en octubre de 1632, con ocasión del nacimiento del principe D. Fernando, sobrino del monarca.
El complejo, que ocupaba una gran extensión de terreno, comprendía varios edificios: el Salón de los Reinos, el Casón del Buen Retiro, el Palacio Real y las Casas de Oficios.
A ambos lados de este recinto y por detrás, se extendían grandes bosques, mezclados con jardines.
El estanque grande tenía cuatro embarcaderos y en el centro había una isleta que se utilizaba a modo de escenario para distintas representaciones escénicas.
Además se construyó una Fábrica de Porcelana de la China (destruida durante la invasión francesa), la Huerta del Rey, un cebadero de aves, etc.
En la actualidad, en el lugar que ocupaba esta fábrica, llamado "el Huerto del Francés", se encuentra instalada una noria, similar a la que suministraba el agua necesaria para el funcionamiento de aquella.
Este palacio fue habitado intermitentemente hasta que, durante la invasión francesa de 1808, fue utilizado como ciudadela y posteriormente destruido.
Fernando VII gastó grandes sumas de dinero en su reconstrucción. No se volvieron a levantar los edificios destruidos, pero se construyeron otros nuevos: la Casa-palacio de San Juan, la Casa de Fieras, la Pajarera, la Faisanera, el salón Oriental, el Mirador, los Embarcaderos, la Casa del Pescador, la Montaña Artificial y otros. Muchos de estos monumentos fueron realizados por el arquitecto Isidro González Velásquez, en 1817.
Quizá la mejor obra realizada por este rey respecto al Retiro fue que, reservándose una parte para uso propio, abrió el resto al público.
En la actualidad, el parque del Retiro (menos extenso), está totalmente abierto al público.
El Salón Oriental es ahora una sala de fiestas llamada Florida Park, junto a la montaña artificial, y en el lugar que ocupaba la Casa de Fieras se encuentran los Jardines de Cecilio Rodríguez y los del Arquitecto Herrero Palacios.
Se conserva la Rosaleda y en el estanque únicamente queda un embarcadero, ya que el principal fue derribado a finales del siglo XIX, para construir en su lugar el monumento a Alfonso XII.
También se pueden visitar los palacios de Velásquez y de Cristal y la Casa de Vacas, utilizados habitualmente como salas de exposiciones.
Estanque Parque del Retiro
En la exposición de Bellas Artes de 1878 se presentó una estatua de bronce realizada por Ricardo Belber, llamada El Ängel Caído, que posteriormente fue colocada en una rotonda del Retiro. Es el único monumento conocido en honor al diablo.
Podemos salir del parque por la Puerta de la Independencia a la plaza del mismo nombre. Aquí se encuentra ubicada la puerta mas monumental de la ciudad de Madrid: la Puerta de Alcalá. Fue proyectada por Sabatini en 1769 y terminada 10 años después.
Puerta de Alcalá
Por la calle de Alfonso XII, y luego por la de Felipe IV se llega a la Plaza de Cánovas del Castillo, donde se hallan dos de los hoteles mas antiguos y elegantes de la ciudad de Madrid: el Hotel Ritz y el Palace Hotel. Detrás de este último, en la calle del Duque de Medinaceli, se encuentra la iglesia de Jesús de Medinaceli, del que son devotos madrileños y foráneos.
En el centro de la plaza esta instalada la fuente de Neptuno.
A continuación, a la derecha, el monumento a los Héroes del Dos de Mayo (Obelisco del 2 de Mayo), inagurado en 1840 para honrar a los caídos en la defensa de Madrid durante la invasión francesa de 1808. Es obra de I. González Vázquez.
Bordeando el monumento, en la plaza de la Bolsa, se encuentra el edificio de la Bolsa de Madrid, o Bolsa de Comercio, construida en 1893 por Enrique Maria Repullés.
Volviendo al Paseo del Prado, junto a un edifico moderno, está el antiguo Ministerio de Marina, actualmente Museo Naval.
En la plaza de Cibeles (siguiente parada) a la derecha, se levanta el Palacio de Comunicaciones, actualmente sede de, entre otras entidades, el Ayuntamiento de Madrid. Fue proyectado por A. Palacios y J. Otamendi.
Cruzando la calle de Alcalá está el Palacio de Linares, construido por el Marqués del mismo nombre en el siglo XIX. Según la leyenda, los fantasmas se pasean por sus habitaciones. En la actualidad es sede de la Casa de América.
A partir de aquí, la calle cambia de nombre, y recibe el de Paseo de Recoletos, debido a la ubicación en la misma de un convento de Agustinos Recoletos.
A continuación, en el cruce con la calle de Salustiano Olózaga, hay una verja que luce las iniciales de una conocida entidad bancaria. El palacio que acoge en su interior perteneció al Marqués de Salamanca, constructor del barrio que lleva su mismo nombre.
Este palacio se inaguró en 1858. Es de inspiración renacentista y el primero de los construidos en el Paseo de Recoletos por los banqueros de la época isabelina. Fue proyectado por Narciso Pascual y Colomer, autor también del proyecto del edificio del Congreso de los Diputados.
Fuente de la Cibeles
El siguiente edificio singular es la Biblioteca Nacional, que en su trasera alberga el Museo Arqueológico.
Esta biblioteca tiene su origen en la Real Librería, fundada en 1712 por Felipe V, tras reunir una colección de libros que había traído de Francia. Después de varios traslados, la Biblioteca fue ubicada en su sede actual, con proyecto de 1866, en el solar del derribado convento de Agustinos Recoletos que, como ya se ha dicho, dio nombre a este tramo de la calle.
El proyecto del edificio se debe al arquitecto Fernando Jareño; el grupo escultórico de su tímpano es del escultor Agustín Querol. Fue inagurado en 1892, con ocasión de la celebración del centenario del Descubrimiento de América.
El edificio de la Biblioteca termina en la Plaza de Colón. A la derecha se extienden los Jardines del Descubrimiento, realizados según proyecto de Herrero Palacios, con unas esculturas de Vaquero Turcios (1977). En su esquina mas cercana, se alza la estatua de Colón, obra de Jerónimo Suñol y Arturo Mélida. Hasta hace no muchos años, la estatua estaba situada en el centro de la plaza.
Aquí comienza el Paseo de la Castellana, que nació en los últimos años del reinado de Isabel II, como prolongación de los paseos del Prado y Recoletos.
Para continuar el paseo, hay que cruzar la calle e iniciar el camino de regreso.
Casi al principio se encuentra el Museo de Cera de Madrid y, un poco mas adelante el Café Gijón, sede de tertulias literarias desde finales del siglo XIX.
Desviando un poco el camino, y subiendo por al calle de Bárbara de Braganza, se visita la iglesia de Santa Bárbara. Al lado está el Tribunal Supremo.
Esta iglesia, junto con el convento de las Salesas Reales, fueron construidos por los arquitectos Carlier y Moradillo por encargo del rey Fernando VI y su esposa la reina doña Maria Bárbara. Es una de las mas ostentosas de Madrid, sobresaliendo el sepulcro de sus fundadores.
Volviendo al paseo de Recoletos y, al llegar a la Plaza de Cibeles, se bordean los jardines del Palacio de Buenavista. Obra de Juan P. Arnal, fue mandado construir por la Duquesa de Alba en 1777. Tuvo diversos propietarios, entre ellos Godoy por donación del Ayuntamiento. Al caer éste en desgracia, volvió a ser propiedad de aquel. Fue Parque de Artillería, Ministerio de Guerra y residencia del general Espartero en 1840. En la actualidad, es sede del Cuartel General del Ejército.
Palacio de Linares
Al cruzar la calle de Alcalá se encuentra el edificio del Banco de España. En origen era el palacio del Marqués de Alcañices, pasando a ser sede del Banco de España en 1884. El proyecto de remodelación fue de E. Adaro y S. Sainz de Lastra y terminó la obra en 1891. El edificio ha sido ampliado en tres ocasiones, utilizando los solares adyacentes.
Un poco mas adelante, en los jardines centrales, está la fuente de Apolo, de la que ya se ha hablado.
Ya en las cercanías de la plaza de Cánovas del Castillo se ubica el Palacio de Vistahermosa, sede en la actualidad del Museo Thyssen Bornemisza.
Este palacio de estilo neoclásico, fue proyectado por Silvestre Pérez y construido a finales del siglo XVIII.
Hay que dejar este camino para, tomando la Carrera de San Jerónimo, visitar la sede del Congreso de los Diputados.
En un principio las Cortes se reunían en el convento de Doña Maria de Aragón, sede actual del Senado. A partir de 1834 se decidió que las reuniones se celebraran en la iglesia del Convento del Espíritu Santo, situada en la Carrera de San Jerónimo. El interior de la iglesia se acondicionó para su uso como salón de sesiones.
Las Cortes constituyentes de 1837 decidieron construir un nuevo palacio del Congreso. La demolición del convento se inició en 1842, trasladándose las Cortes mientras tanto al Salón de Baile del Palacio Real.
La reina Isabel II puso la primera piedra del edificio en 1843, que se terminó en 1850, de acuerdo con el proyecto del arquitecto Pascual y Colomer.
Los frescos del Salón de Sesiones fueron realizados por el pintor Carlos Luis de Ribera.
Las figuras del bajorrelieve del frontón son obra de Ponciano Ponzano y José Pagniuci labró los capiteles corintios que coronan las seis columnas del pórtico central del Congreso de los Diputados.
Los leones situados en la escalinata se realizaron con el bronce procedente de la fundición de los cañones arrebatados al "enemigo" en 1860 durante la guerra de Africa, en la época del general Prim (reinado de Isabel II), según consta en al inscripción colocada a sus pies.
Subiendo por la calle del Prado, en el número 21 se encuentra el Ateneo Científico y Literario de Madrid, fundado en 1820. Tras diferentes vicisitudes, como quema de sus instalaciones y varios traslados, finalmente se instaló en la mencionada calle del Prado, en 1882. El proyecto del edificio se debe a los arquitectos Font y Landechos. La decoración del salón de actos corrió a cargo del arquitecto Melida y Alinari, en estilo neogriego. Cuenta con una valiosa y completa biblioteca.
Bajando nuevamente al Paseo del Prado, hay que continuar el camino hasta el cruce con la calle de Atocha. Aquí, en la esquina con la Glorieta de Carlos V, se construyó (durante la segunda mitad del s. XVIII) por mandato del rey Carlos III y bajo la dirección de J. de Hermosilla primero y de F. Sabatini después, el Hospital General.
Fue creado como hospital de beneficencia y atendía cada año a miles de enfermos, bajo la supervisión de una junta de Beneficencia. Al lado se construyó el Colegio de Cirugía de San Carlos, que posteriormente se transformó en la facultad de Medicina.
En la actualidad, este recinto lo ocupan el Centro de Arte Reina Sofía y el Conservatorio de Música ( la parte del hospital), y unas dependencias del Ministerio de Administraciones Públicas (la facultad de Medicina).
Bibliografía.
Madrid Romántico, de Ramón Guerra de la Vega (2001)
Madrid: Historia en fotografías, de R. Guerra de la Vega (2003)
Madrid, Ayer y Hoy, del fondo documental del archivo Ruiz Vernacci.
El Antiguo Madrid, de R. Mesonero Romanos (1990)
El Madrid de los Borbones, de Ediciones la Librería (1992)







El Madrid Neoclásico, de Ediciones la Librería (1992)

domingo, 4 de febrero de 2007

INTRODUCCIÓN

Si alguien me preguntase que cuando me empezó a gustar viajar, creo que no sabría responder.
El recuerdo más lejano va asociado a las pastillas de biodramina y, desde luego, no es muy agradable. Pero, poco a poco, el problema del mareo se fue solucionando.
El gusto por conocer nuevos lugares nos lo inculcaron nuestros padres. Con un 600, malas carreteras y mucho ánimo, fuimos recorriendo España.
Unos cuantos años mas tarde tuve mi primera cámara fotográfica automática y descubrí que también eso me gustaba, puesto que me permitía recordar todos aquellos lugares que había visitado anteriormente.
Por fin, hace no mucho tiempo, un compañero de trabajo me pidió que le preparara un itinerario por París, donde iba a pasar unos días.
Si he contado todo esto es porque la unión de todas estas aficiones y la suerte de tener un hijo informático, que ha confeccionado esta página, me permite compartir con otras personas algunos lugares que he conocido.
He titulado ésta página mis paseos porque, en principio, la idea era llevar al lector paseante por unas determinadas calles en las que se encontraban los monumentos mas relevantes de una ciudad.
Varios de mis “recorridos” han sido publicados en una revista digital que se publicaba en mi centro de trabajo.
Como consecuencia de esta publicación, otros compañeros que iban a viajar a zonas que yo conocía me han pedido información sobre las ciudades, pueblos y lugares que podían visitar.
Esto ha dado lugar a mis relatos sobre algunos de mis viajes y , ahora, quiero compartir con más amigos viajeros.

ROMA EN TRES DÍAS

El transporte público en Roma, como en otras ciudades italianas, se abona con unos billetes, que se pueden adquirir en estaciones de metro, estancos y quioscos de prensa. Desde que comenzamos a utilizarlos, tienen una validez de 75 minutos. Durante este tiempo podemos utilizar cualquier autobús o línea de metro que necesitemos.

PRIMER DÍA

Como regla general, todos los turistas que llegan a Roma están deseando conocer la Ciudad del Vaticano. Por ello, vamos a empezar por alli.
Dependiendo de nuestro lugar de alojamiento, tendremos que tomar un autobús u otro. La línea que conozco parte de los alrrededores de la plaza de la República, cerca de la estación Términi (mucho cuidado con los carteristas).
Al llegar a la Plaza de San Pedro, por la Vía Porta Angélica nos dirigimos a los Museos Vaticanos (Capilla Sixtina). Es interesante empezar por aquí, ya que suele haber cola para entrar y según avanza el día la espera suele ser más larga. La escalera interior es una maravilla.
Una vez terminada esta visita, volvemos por la misma calle a la Plaza de San Pedro, para entrar en la Basílica (ojo si vamos en verano porque para poder entrar hay que vestir de forma conveniente: manga, pantalón largo, etc.)
Lo primero que encontramos, a mano derecha, es la Pietá, de Miguel Angel, que está protegida con un cristal, por lo que no se puede ver muy bien.
Además del baldaquino de Barbieri, que es impresionante, podemos contemplar los monumentos funerarios de diferentes Papas; su ostentación es directamente proporcional a su antiguedad. Los últimos Papas están enterrados en la cripta, a la que se accede por una escalera situada más o menos en el centro de la basílica.
Desde el exterior, podemos subir (andando o en ascensor) a la cúpula. La vista es magnifica.
Una vez terminada nuestra visita al Vaticano, nos dirigimos por la Via della Conciliazione ,y luego por la orilla del río Tíber al Castillo de S. Angelo, que está unido al Vaticano por un corredor.Es un bonito Museo y las vistas de la ciudad de Roma, desde su terraza superior, son impresionantes.
Si no estamos muy cansados, podemos seguir el curso del rio a la derecha (sin cambiar de márgen), para acercarnos al barrio del Trastevere.
En medio del rio se encuentra la isla Tiberina, que ocupan dos hospitales aún en funcionamiento.
A la altura del ponte Sisto,desde la Pza. Trilussa y por Vicolo de Cinque llegamos a la Plaza S. Egidio y a continuación a la de Sta. Maria del Trastevere, donde se encuentra la iglesia del mismo nombre. Luego podemos darnos una vuelta por este barrio tan típico.

SEGUNDO DÍA

Este día partimos de la Plaza Venecia, y nos situamos frente al monumento a Vitorio Enmanuelle.Si lo bordeamos por la derecha, a continuación de unos jardines nos encontramos con una magnífica escalinata, obra de Miguel Angel, que desemboca en una plaza circular, aunque por el dibujo de su suelo pueda parecernos convexa.( por cierto, este suelo está copiado en la Sala Capitular de la catedral de Sevilla). En esta plaza, a la derecha, se encuentran dependencias del Ayuntamiento de Roma (aquí se celebran matrimonios civiles). Enfrente están los Museos Capitolinos.
Por el extremo opuesto a la escalinata por la que hemos subido, llegamos a un mirador desde el que podemos ver el Foro Romano, al que podemos acceder por una entrada allí situada.
Podemos pasear por entre estas ruinas (casa de las Vestales, Arco de Tito. Regia, Basílica de Constantino y Majencio, etc)y las iglesias de Santa Francisca Romana, Santos Lucas y Martina San José de los Carpinteros, con la cárcel Mamertina etc.Al fondo, saliendo del recinto, nos encontramos el Coliseo. Después de visitarlo, y desde la Vía di Gregorio, podemos entrar en el Palatino (Estadio Palatino, Casa de Livia. Domus Flavia, Jardines de Farnesio, etc.).
Saliendo otra vez a la Via di Gregorio, bajamos hasta la Piazza di Porta Capena(a la derecha se encuentran los restos del Circo Massimo), y por el Viale delle Terme di Caracalla, llegamos a las termas de este nombre.
Después de visitarlas, salimos por la misma calle con dirección a la Piazzale Numa Pompinio; aquí tomamos la Via Drusso, y la Via dell'Amba Aradam, hasta la Basilica de San Juan de Letrán.
Una vez visitada, por la Via Merulana seguimos "subiendo" hasta la Iglesia de Santa Maria la Mayor.

TERCER DÍA

Partimos este día de la Plaza de España. Por detrás de la iglesia de la Trinitá del Monti, tomamos la via di Porta Pinciana, hasta la Piazale Brasile, para entrar a través de las Murallas Aurelianas , a los jardines de la Villa Borghese. El paseo por estos jardines es muy agradable y además, si hemos hecho previamente la reserva, podemos visitar el museo que se encuentra en su interior.
Saliendo por la misma puerta por la que hemos entrado, tomamos la Via Veneto, una de las más elegantes de la ciudad, hasta la Piazza Barberini, donde se encuentra el Palacio Barberini, con la Galería Nacional de Arte Antiguo.
Seguimos bajando por la Via delle Quattro Fontane, hasta el cruce con la Vía XX Settembre, donde nos encontramos las Cuatro Fuentes y la iglesia de San Carlos de las Cuatro Fuentes. Por la Vía del Quirinale llegamos a la plaza del mismo nombre, donde se encuentran el obelisco de Psamético II y el Palacio del Quirinal, que en la actualidad acoge la sede de la Presidencia del Gobierno italiano.
Por la Vía del Tritón, tomamos a la izquierda la Via Serviti y luego la Via Arcione, para llegar a la Plaza de Trevi, donde se encuentra la famosa Fontana. Por la Vía de Sabini salimos a la del Corso. Cruzamos y ,a la derecha, nos encontramos la Piazza Colonna, donde se encuentra ubicada la columna de Marco Aurelio.
Bajando por la Vía del Corso hacia la Plaza Venecia, tomamos a la derecha la Via D. Caravita y luego la del Seminario para llegar a la Piazza de la Rotonda, donde se encuentra el Panteón.
Desde aqui nos dirigimos a la Piazza Navona, con las fuentes del Moro y de Neptuno, obras de Giacomo Della Porta, y la Fuente de los Cuatro Rios, de Bernini. Por la Via della Cucagna salimos al Corso de Vittorio Enmanuelle II. Cruzando la calle, tomamos la Vía de Baullari para llegar la la Piazza Campo de' Fiori y a continuación a la Piazza Farnese.
Desde aquí y por la Via Farnesi salimos al Lungotevere dei Tebaldi; tomando esta calle por la izquierda, paralela al rio Tíber, nos dirigimos a la Piazza Bocca de la Veritá. Aquí nos encortramos la Iglesia de Santa María in Cosmedin, en cuyo pórtico se encuentra la Boca de la Verdad. En la misma plaza están la Fuente de los Tritones y dos templos romanos: el Templo de Vesta y el Templo de la Fortuna Viril.
Tomamos desde la Piazza dela Consolazione la vía del mismo nombre y a continación la via del Foro para desembocar en la Via dei Fori Imperiali. Aqui podemos contemplar, paseando por la Vía Alessandrina el Templo de Marte, el Mercado de Trajano, etc.Retrocedemos y, por el Largo Ricci tomamos la Via Cavour.Por la acera de la derecha y al llegar a la Vía dei Fagutale torcemos para llegar a la Piazza de S. Pietro in Vincoli, donde se encuentra el Mausoleo

Paris

Hace algún tiempo, un compañero que sabía que yo había estado poco antes en París, me pidió que le hiciera un plan de visita de la ciudad, adaptado a los días (4) que iban a pasar allí.
Quise tener en cuenta dos cosas: perder el menor tiempo posible en los desplazamientos, puesto que es una ciudad muy grande, y que pudieran conocer los monumentos y paisajes más característicos.
Por este motivo, el itinerario de cada día se reduce a zonas muy determinadas y que se pueden recorrer a pie.


Los Inválidos (tumba de Napoleón Bonaparte)


A continuación, os expongo el plan que preparé.

PRIMER DÍA:

Tomar el metro (en cualquier estación se puede comprar un billete para 1-3-5 días) hasta la estación Charles de Gaulle-Etoile (Arco del Triunfo). Salir a Les Champs Elysées. Enfrente de la salida está la Oficina de Turismo.En esta Oficina te facilitan todo tipo de información. Allí venden la tarjeta para entrar en los Museos.Si se visitan más de cinco o seis Museos o Monumentos, merece la pena comprarla.
Respecto al transporte, sólo compensa la compra del billete para varios días si se va a utilizar con frecuencia. Si, por el contrario, hacemos la mayoría de los trayectos a pie, es preferible compar un taco de diez billetes, para otros tantos viajes, ya que resulta al final más económico.
Saliendo de la Oficina de Turismo, podemos cruzar al centro de la plaza y subir a la azotea del Arco del Triunfo, que nos ofrece una buena panorámictodo el centro de la ciudad.
Arco del Triunfo
A continuación, se puede (es cuesta abajo) caminar hasta la plaza de la Concordia (donde está el obelisco).
Desde esta plaza , continuando hacía abajo, se entra en el Jardín de las Tullerías; a continuación está el Museo del Louvre.
Si, por el contrario, tuerces a la izquierda, por la Rue Royale llegas a la iglesia de la Madelaine(es muy bonita). Por esta misma calle, antes de llegar a la iglesia, girando a la derecha por la Rue St. Honoré, llegas a la Place Vêndome, (todo el lujo al alcance de tus ojos).
Iglesia de la Madelaine
Desde la iglesia de la Madelaine se ve al fondo la Opera. Es muy bonito el edificio y si está abierto, se puede entrar en el vestíbulo, sin pagar. La visita es guiada y no la cubre la tarjeta de los museos.
La Opera
Por la Rue St. Honoré se llega a les Halles (antiguo mercado) . Actualmente es un centro comercial construido hacia abajo. Es curioso verlo.
Si continuáis andando por la calle que bordea este edificio, llegáis al Centro Pompidou (se utiliza la tarjeta de museos, creo, para entrar). Es espectacular.
Por la rue Renard, podéis llegar a la plaza del Ayuntamiento, que es grandioso.
Por la rue Rivoli, y a la izquierda, por la rue Bieragne, se entra en la plaza de los Vosgos, donde están el Museo Carnavalet y la casa-museo de Victor Hugo. Con la tarjeta, merece la pena entrar. En otro caso (pagando la entrada) no.
Si no estáis agotados, (cosa que dudo) podéis continuar, por la Rue St. Antoine, hasta la plaza de la Bastilla.

SEGUNDO DÍA:

Tomar el metro hasta Abesses. Desde ahí, andando por la Rue le Tac, llegáiss a la base del funicular que sube hasta el Sacre Coeur. (Se sube con el billete del metro). A veces, desde dentro de la Basílica, se puede subir al campanario. De todas maneras, desde la balconada de la iglesia se ve todo París. Es el punto más alto de la ciudad.
Sacre Coeur
Dando la vuelta a la iglesia por la derecha, baja una calle hasta la plaza donde trabajan los pintores (los de pincel y paleta). Intentarán por todos los medios haceros una caricatura. Por la Avda. Junot y luego por la Rue Caulaincourt llegais al Cementerio de Montmartre. Se puede entrar. Están enterradas personas muy conocidas. Por la Rue Clichy se baja al barrio de Pigale (barrio golfo). Desde ahí, por cualquier calle hasta la Avda. Hausmann, tenéis las tiendas de comestibles más típicas. En esta avenida se encuentran las Galerias Lafayette. El edificio más antiguo es muy original. Se puede subir a una de las plantas altas y ver todo el interior desde arriba.

TERCER DÍA:

Visita directa a la isla de la Cité (metro Cité).. Ahí están Notre Dame, el Ministerio de Justicia y , a su lado, uno de los edificios más bonitos de París: la Sante Chapelle.
Se puede entrar hasta las 4 y media de la tarde. Son dos capillas superpuestas. La más bonita, con diferencia, es la de arriba.Se puede descansar un rato
contemplando sus vidrieras, con una buena ambientación musical.
Los Inválidos
Luego, tomar el metro hasta los Inválidos (creo que la estación tiene este nombre). Es un Hospital que funciona todavía, atendiendo a los heridos de guerra, y dentro del recinto se encuentra la tumba de Napoleón. Tambíen está el Museo de las Armas ( para entrar en casi todos los monumentos que cito hay que pagar entrada. Sirve la de los Museos)
Por la salida de la Avenida de los Inválidos, casi enfrente está la calle de Varene, donde se encuentra el
Museo D' Orsay
Museo Rodin. La escultura de" El Beso",
El beso
es una maravilla (para mí). En los jardines del palacete, también hay esculturas. Si hace bueno, el paseo es muy agradable. En esta zona están la Asamblea Nacional y muchos Ministerios. Si no estáis muy cansados, o empezáis al revés, podéis ir al Museo del Quai d' Orsay. Es el museo de los impresionistas (Renoir, Degás, etc.) A mi me gusta mucho. Además, alli se puede comer por un precio módico, no en el restaurante, sino en la cafetería. Por el restaurante, daos una vuelta. Es el antiguo restaurante del hotel , construído junto a la estación, y que han rehabilitado.

CUARTO DÍA:

Podéis tomar el metro hasta St. Michael. Está en el barrio latino. Es la zona universitaria.Por el Boulevard St. Michael se llega a las Termas de Cluny. Es un Museo y se entra también con la tarjeta de Museos. En esta zona hay muchos restaurantes, donde se puede comer bien por un módico precio.Por el Boulevard St. Germain, a la izquierda, se llega la la Iglesia de St. Germain des Pres, una de las más antiguas y bonitas (por fuera). Volviendo al Boulevard St. Michel, subir hasta la Rue Soufflot, donde está el Panteón

. Desde la cúpula, el paisaje es precioso.Por aquí, en la calle des Prêtes Saint Severin, está la iglesia del mismo nombre. Saliendo otra vez al B.S. Michel, subir hasta el Boulevard du Montparnasse. A la derecha, un poco más arriba, en la Rue du Départ, está la torre de Montparnasse. Es el edificio más alto del centro de París. Se puede subir al piso, creo, 52.
Torre Eiffel
Desde allí podéis tomar el metro hasta la estación más cercana a la Torre Eiffel. Lo primero que hay que hacer es subir , lo más alto que vuestro vértigo os permita, para contemplar toda la ciudad. Después, se puede cruzar el rio para ver el Palacio de Chaillot, en el Trocadero. A mí me gusta mucho pasear por esta orilla del rio, porque vas viendo todos los edificios del otro lado. Muy cerca del inicio de este paseo está el puente de l' Alma, donde murió Lady Di. En la parte de arriba, la gente ha levantado un particular" monumento". Si continuáis, encontraréis todos los puestos de libros de viejo, célebres en esta orilla izquierda. Se puede llegar hasta el Museo del Louvre, si no habéis entrado antes, y pasar alli un buen rato. Dentro del museo es más interesante buscar esas cosas que quieres ver, que no intentar ver todo, porque es imposible. Aquí también sirve la tarjeta de los Museos.
Si compráis la tarjeta para tres días conviene que centréis en estos días las visitas a todos los museos y monumentos a los que se puede acceder con ella.
Si os sobra medio día, se puede tomar el tren a Versalles. Tarda en el recorrido una media hora. Sólo es interesante si habéis visto todo lo que queriais ver en Paris.